por ISAAC BIGIO*
¿Progresarán los “progresistas”?
MEDIADOS de julio se reunió en Londres la V conferencia anual de “mandatarios progresistas”. La novedad del 2003 es que participaron por primera vez los presidentes sudamericanos Lula, Kirchner y Lagos.
El objetivo de tales encuentros es crear un polo internacional para presionar a que la globalización encuentre una “tercera vía” entre los modelos clásicos del neoliberalismo monetarista y la socialdemocracia estatizante. Sin embargo, dicho bloque ha resultado ser heterogéneo.
Los movimientos políticos que lo integran no han evolucionado de un mismo tronco común, sino que confluyen desde campos originariamente incompatibles.
El mandatario polaco proviene del comunismo, los de Sudáfrica y Etiopía de guerrillas marxistas, los de Suecia, Alemania, Hungría, Reino Unido, Chile y República Checa de diversas formas de socialismo parlamentario, el de Canadá y Clinton de los demócratas norteamericanos, el de Brasil del sindicalismo clasista, y el de Argentina de un nacionalismo que inicialmente coqueteó con Hitler y luego implementó el monetarismo.
Alejandro Toledo, pese a proclamarse de la “tercera vía”, no fue invitado. Tal vez se le consideró muy cercano a Bush o que carecía de un pasado izquierdista o de la popularidad apropiados. Sin embargo, Londres y Varsovia integraron las fuerzas que atacaron Iraq, mientras Lima tuvo una posición más distante. Al parecer Blair quiere arrastrar a la vieja izquierda al centro, y no el camino opuesto. Lula, en cambio, participó en ese cónclave pese a que él abiertamente dice no seguir a dicha vía “sino a la brasileña”.
Blair propone que lo acontecido en Iraq debe repetirse en muchos otros países. Plantea que las potencias tienen la obligación de mandar tropas allí donde consideren necesario para democratizar. Esto, pese a que nunca lo harán en países amigos, como Rusia, quienes han masacrado minorías étnicas. Otros mandatarios no comparten dicha orientación, pues conciben que tras esa ideología se puede esconder pretensiones económicas o coloniales o llevar a más violaciones de derechos humanos. Lula y Schroeder piden un mundo multipolar mientras que Blair quiere un fuerte árbitro global que estaría necesariamente comandado por Washington.
Sudáfrica y Alemania ven con preocupación que la multipolaridad va desapareciendo. Polonia concibe que la mejor forma de dejar de lado el pasado vasallaje a Moscú es convirtiéndose en uno de los mejores aliados de Washington. Brasil plantea una suerte de nuevo movimiento de países no alineados y llegar al consejo de seguridad. Con Argentina quieren ir hacia una moneda y parlamento comunes sudamericanos, aunque sus economías carecen de la suficiente fuerza y soberanía que tiene la de la Unión Europea para haber logrado ello.
Queda pendiente si existe la posibilidad de configurar entre tanta diversidad un bloque homogéneo, y ver si los progresistas lograrán progresos en esa vía.
*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.
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