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 Sábado, 1 de noviembre de 2003

por ISAAC BIGIO*
Una democracia limitada

L REINO Unido se precia de ser la democracia más estable y antigua del globo. Sin embargo, sus mecanismos mantienen muchas herencias señoriales. Eso se muestra tanto en la elección de los líderes partidarios como del gobierno.

Los conservadores acaban de remover a su líder Ian Duncan Smith por el voto de 90 parlamentarios contra 75. Paradójicamente Smith llegó a su cargo con el voto de 156,000 miembros de su partido. Las bases no tienen derecho a cambiar a su jefatura. Solamente pueden votar entre los dos candidatos que su bancada parlamentaria escoja entre una inicial gama de aspirantes.

Este sistema es, a su vez, nuevo pues hasta antes que los tories pedieran el gobierno en 1997 la nominación del líder era hecha sin voto de la militancia y se basaba en lo que escogiesen sus parlamentarios.

La democracia dentro del laborismo no es más amplia. Este partido fundado por los sindicatos con el siglo XX se reclamaba como el más democrático de la historia de ese país. No obstante, los mecanismos para remover a Blair del liderazgo son aún más difíciles y tanto las bases, como los componentes sindicales y la conferencia partidaria han ido perdiendo peso.

En el Reino Unido solamente hay dos partidos que pueden alternarse en el poder. El primer ministro no es elegido directamente por el electorado. Es la in electa reina la que nomina a su premier tomando en cuenta cual partido ha logrado mayoría parlamentaria.

Mientras que en las repúblicas los senados son una cámara alta electa mediante sufragio universal, en el Reino Unido hay una cámara de los lores cuyos componentes han sido designados por el poder. La reforma más audaz hecha hasta ahora ha consistido en restringir el numero de lores que están en esa posición debido a herencia familiar. Mas, los lores siguen sin ser electos al igual que la monarquía. Esto, pese a que hay sectores dentro del gobernante como el ex ministro de relaciones exteriores, Robin Cook, quien propuso empezar a elegirlos.

Los 657 miembros de la casa de los comunes no son electos mediante representación proporcional. Cada uno refleja a un distrito electoral. Con ese mecanismo solamente los partidos grandes pueden obtener muchos curules y el parlamento acaba polarizado entre dos fuerzas. Así se evita la proliferación de partidos y los gobiernos de coalición.

En los comicios de 1997 y 2001 el laborismo obtuvo 2/5 de los votos pero amasó 3/5 del parlamento. Los liberal-demócratas, que en su mejor época a mediados de los 1980s, bordearon el cuarto electoral nunca han llegado si quiera al 1/10 del parlamento.

Este sistema, a su vez, impide la división del laborismo entre la izquierda que está a favor de los sindicatos y de una mayor intervención estatal y los neo-laboristas que desarrollan un programa eco-social emparejado al conservador. También obliga a la difícil convivencia en un solo partido derechista a los contrincantes del euro y de la inmigración junto con centro-derechistas modernizadores, pro-euro y opuestos a la guerra iraquí. En cierta medida este sistema ha impedido el afloramiento de partidos de derecha xenofóbica y socialistas más radicales como en el resto del continente.

Los liberal-demócratas proponen ir hacia un sistema de representación proporcional mediante el cual cada partido podría tener una bancada acorde a su porcentaje de respaldo. Ellos cuestionan a este sistema como una trampa en la cual los conservadores han solido ganar el grueso de los gobiernos del siglo XX pese a aglutinar no más de 2/5 del electorado y dentro de éste la derecha dura ha tendido a hegemonizar. Así, el país ha ido moldeando un modelo de ajustes sociales que no era compartido por la población.

Dentro de la izquierda hay quienes tienen miedo de ir hacia esa modificación pues haría que el laborismo nunca pueda llegar de por sí solo al poder y siempre deba entrar en alianzas con el centro. Sin embargo, para los socialistas la representación proporcional les permitiría aparecer con perfil propio e independiente y separarse de los monetaristas que siguen al Nuevo Laborismo.

Blair ha logrado introducir reformas en la casa de los lores, la elección del alcalde de Londres por primera vez en su historia, una asamblea en Gales y un parlamento en Escocia. Muchas de sus bases piden que la elección de alcaldes y asambleas regionales se extienda y que haya elección proporcional en las dos cámaras.

Mientras tanto, las bases de los dos grandes partidos no tienen la capacidad para remover directamente a sus líderes. El pueblo británico no elige de ninguna manera a su jefe de estado (la reina) y el primer ministro no es nominado por la población.


*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.

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