por JOSÉ REPISO MOYANO*
La realidad y el símbolo
OR AQUÍ y por allá se mueven los que confunden cuestionando lo que
les viene en gana y, porque cuestionan por vanidad muchos y no por
una argumentación coherente, maltratan la base por la cual se
obtienen las soluciones para los problemas reales.
La realidad es, en claridad, todo aquello que por sí mismo tiene capacidad
para que existan consecuencias físicas y no su simbología, no un medio
simbólico por sí mismo. De sobra se sabe que los símbolos intentan distinguir -si no, no existirían-
las cosas -por eso son medios del entendimiento-; pero no pueden
describir las cosas al margen de su coherencia, de su "santa" o esencial
misión por decirlo de alguna forma, y estar "sin saber nada" de principios,
de leyes físicas, de la base o del sustento de la realidad o de las cosas.
Por eso no pueden describir -"representar"- a un borrico que vuela, porque
no existe, porque no es coherente a las susodichas leyes físicas.
Bien, todos utilizamos símbolos para hacer películas, "el tonto",
descripciones, opiniones, ensayos científicos, etc.; pero esos símbolos pueden ir -y de
hecho así se demuestra- con o sin la realidad, en coherencia o no a la
realidad, es decir, van o no a favor de lo que unas normas naturales han
posibilitado o pueden posibilitar.
Por ejemplo: una cruz simboliza al cristianismo y, en verdad, consigue
consecuencias físicas; pero, esas consecuencias son, en realidad, hechas
físicamente por seres humanos -que es de lo que la naturaleza más
entiende-, no por el símbolo por sí mismo -porque símbolos pueden existir
tanto infinitos reales como infinitos irreales- que es un medio de
entendimiento. Otro ejemplo: un ser humano asesina por celos - causa-
símbolo -; pero, la causa-física es él y la consecuencia-física es el
asesinado. Por ello, la realidad es lo que corresponde tanto a la causa-física como a
la consecuencia-física conjuntamente, al margen del símbolo que nunca
puede ser una consecuencia-física.
A todo correr muchos hablan de la realidad virtual, pero tal representación
es simbólica -para nuestras mentes- e inevitablemente no puede
convalidar una realidad-física - sin símbolos -. Sin embargo cuando alguien
percibe el Sol al salir de su casa, pues entonces esa percepción se
convalida con la misma realidad: estará allí actuando con o sin sus símbolos
-y si es inteligente lo comprenderá-, con la realidad tal como es,
provocando consecuencias-físicas - que él advertirá -, o sea, nunca
prescindiendo de una conformación real o supeditada a lo que sustenta la
realidad.
Los símbolos son medios que no necesita la realidad, sino los necesitamos
nosotros para entenderla, para distinguir X -que puede ser una mesa- de
Y -que puede ser un árbol-; para distinguir P -que puede ser asesinar a
una persona- de Z -que puede ser el no asesinarla-. Así, para que exista
"entender la realidad", para que exista inteligencia con su respetar las
realidades, son imprescindibles, son importantes los símbolos; no obstante,
los símbolos deben nombrar la realidad y no lo contrario -ya que podemos
imponer que B sea un planeta sin energía-, porque sencillamente de la
inteligencia se pasa a la idiotez.
Y si el término "relativo" es un símbolo totalmente idiotizado, porque
obstaculiza la distinción de cada cosa y porque ya está totalmente
demostrado que no existe al margen de la fantasía, entonces continuar
con él es sumamente manipular -con el interés fantástico de unos cuantos-
como hay medios que eso quieren y defienden sin descanso.
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(*) Todo término que obstaculiza el distinguir las cosas -y se puede
demostrar históricamente- sólo ha servido para la manipulación, para
confundir y confundir, para "el todo vale" y para una lamentable involución
de la inteligencia.
*José Repiso Moyano es escritor.
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