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 Análisis internacional | Martes, 23 de noviembre de 2004

por ALEXIS MERCADO*
El triste cinismo de Vaclav Havel

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Gracias señor Havel por 'preocuparse' por Venezuela mientras contribuye a defender al mundo de esas perversas familias iraquíes que “protegen a los terroristas” y “atraen sobre ellas los brutales bombardeos”
STA SEMANA, en la insana prensa nacional, se difundió la noticia de una carta enviada por una 'coalición internacional', dios nos libre de coaliciones internacionales de las tan en boga hoy día, encabezada por el ex presidente checo Vaclav Havel, el poeta Havel, el intelectual Havel, y destinada al presidente de Venezuela. Textualmente comenzaba así: “El ex presidente checo Vaclav Havel, la ex secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright y el senador estadounidense John McCain (republicano por Arizona) son integrantes de una coalición internacional de más de 70 demócratas que enviaron una carta esta semana al presidente venezolano Hugo Chávez, en la cual expresan su preocupación en torno al enjuiciamiento de activistas de movimientos cívicos en el país, lo que describen como una 'seria amenaza a la democracia'”.

Los movimientos cívicos a los que se refieren son la organización que en los últimos dos años ha recibido regularmente financiamiento de la Nacional Endowment for Democracy, que diligentemente se encargó el 15 de agosto de difundir las objetivas Exit Polls que daban una victoria al 'Sí' en el referéndum revocatorio presidencial por más de 20 puntos porcentuales, incurriendo, digamos, en una pequeñísima tergiversación de la realidad que, numéricamente, constituyó una mentira de 40 puntos porcentuales.

Pero en realidad no me refiero al tema de la justeza o no de esta preocupación particular —que ya de por sí, viendo los antecedentes y el tenor de algunos de los firmantes daría para bastante—, pues cada quien tiene el real derecho de solidarizarse con quien le de su gana. A lo que no puedo dejar de referirme es a la genuina preocupación por la seria amenaza a la democracia que manifiesta el señor Havel, el adalid de la libertad del pueblo checo, campeón de los derechos humanos, como le encanta calificarlo mucha prensa occidental, y otros tantos menesteres.

Y es que, digamos, es tal su preocupación por la democracia y los derechos humanos en el mundo, que es capaz de darse cuenta de una averiguación judicial, que en el marco de un estado de derecho se está realizando a una organización social que ha accionado políticamente en forma no transparente en un país que apenas conoce y, lo mejor, identificar serias amenazas a la democracia y los derechos humanos.

Así, la democracia y los derechos humanos pueden darse por satisfechos teniendo un albacea como el señor Havel pues, parece, es capaz de enterarse del más mínimo indicio de amenaza a la democracia y los derechos humanos en el mundo y expresar su 'legítima' preocupación. Por ello, señor Havel, no nos explicamos Iraq. No nos explicamos no haber visto ninguna 'legítima' preocupación suya por el genocidio sistemático, ni por las vejaciones en Abu Ghraib, ni por el brutal asalto a Fallujah. Llego incluso a poner en duda que estas cosas sean ciertas, pues existiendo usted, ya el mundo conocería de sus preocupaciones.

Uhmm, pero recordando un poquito Mister Havel, ya es hora de irle llamando así, una de sus últimas acciones como presidente de la República Checa, fue el muy humano gesto de apoyar la 'liberación' de Iraq, de decidir que su país formara parte de la coalición y enviar tropas para derrocar al Sadam Husseim y, de esta forma, poner a salvo el mundo de la amenaza terrorista.

La verdad, Mister Havel, es realmente admirable que, aun estando tan ocupado apoyando tan epopéyica y libertaria empresa, todavía tenga espacio y tiempo para darse cuenta de las amenazas a la democracia que significa el proceso judicial contra una organización en Venezuela. Eso habla de su real vocación por defender los derechos humanos. No sabemos cómo agradecerle Mister Havel. Gracias por sus preocupaciones aquí en Venezuela mientras contribuye a defender al mundo de esas perversas familias iraquíes que “protegen a los terroristas” y “atraen sobre ellas los brutales bombardeos”, y me disculpan que le robe esta frase a James Petras.

Qué pena, Mister Havel, el intelectual, el poeta, quedó convertido en un Mister del imperio, en un triste y cínico peón del imperio.


*Alexis Mercado es profesor de la Universidad Central de Venezuela.

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