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 Viernes, 20 de septiembre de 2002

por ISAAC BIGIO*
Yom Kipur y el 20 aniversario de la masacre de Sabra y Chatila

L 16 de septiembre coincidieron dos conmemoraciones. Para una gran parte de los 15 millones de judíos del mundo había que dedicar la mayor parte de las 24 horas a rezar, sin injerir alimentos o bebibas, pidiendo a dios que les perdone por los pecados cometidos. Para un amplio sector de los más de 150 millones de árabes éste era el 20 aniversario de la matanza de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, la mayor carnicería contra civiles perpetruada en un país tan azotado por guerras como es el Líbano.

Ambos acontecimientos no suelen entrecruzarse pues el año religioso judío se rije por el calendario lunar, que es más corto que el solar en el cual se basa el grueso de la humanidad. Asi, por ejemplo, mientras el mundo recuerda la guerra de 1973 en una fecha distinta a la de los israelíes, para quienes es en el Día del Perdón donde fueron atacados por sus vecinos.

Para quienes profesan la fe de Moisés Yom Kipur es la fecha más especial de todas. Allí se confieza a dios los pecados cometidos como conjunto humano y se le ruega su bendición. Una de las plegarias pide perdón por oprimir o usar la violencia contra otras personas.

Para los palestinos el recuerdo de lo acontecido en esas barriadas de Beirut es imborrable. Entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982 paramilitares falangistas libaneses sembraron terror en Sabra y Chatila. Dependiendo de la fuente se estima que los civiles muertos fueron entre 800 y 3,000. En ese entonces las FFAA israelíes controlaban la zona y estaban jefaturizadas por Ariel Sharon. Los falangistas eran los aliados anti-palestinos de dichas fuerzas de ocupación.

Los judíos han sido uno de los pueblos más perseguidos en occidente. Han sufrido las expulsiones, la inquisición, los pogromes y el mayor holocausto planificado de la historia. Para algunos de ellos la única forma de evitar nuevos infortunios consiste en querer tener o expander su propio estado a toda costa, mientras que para otro no se puede aplicar el yugo sobre otra nación, tal cual se les aplicó contra ellos.

Han pasado 20 años de Sabra y Shatila y a los palestinos que pudieron haber sido echados de sus tierras o atacados el Estado israelí nunca les ha pedido perdón. Sharon ahora es el primer ministro. Un tribunal belga lo quiere juzgar por crímenes contra la humanidad, pero EEUU lo ve como un ejemplo en la lucha anti-terrorista.

La carnicería de Sabra y Chatila refleja la tragedia palestina en otro sentido. Si bien el ejército israelí pudo haber alentado o amparado ésta, quienes la perpetruaron fueron árabes. Las matanzas del septiembre negro jordano (1970) fueron implementadas por el rey Hussein contra los palestinos. Aún hoy la situación de los campos de Sabra y Chatila es desesperante. El enclave empezado a construir en 1949, al año siguiente de la destrucción del efímero estado palestino, es uno de los más pobres del país. Chatila tiene un kilómetro cuadrado y ha debido construirse para arriba. Alrededor de la quinta parte de las 4,500 casas que le componen tienen electricidad. Mientras que Chatila se sigue sobrepoblando con nuevos inmigrantes de distintas extracciones, Beirut viene siendo reconstruida a toda pompa. Los 375,000 palestinos que hay en el LÍbano tienen prohibidos trabajar en 73 actividades profesionales, sean dueños de viviendas y comercios o puedan heredar a sus hijos y han sido masacrados no sólo por los falangistas cristianos sino por diversos partidos musulmanes.

La matanza de Sabra y Chatila signifió para Israel el inicio de lo que sería su mayor derrota. Hasta la guerra del Día del Perdón de 1973 el estado sionista había ganado todas las guerras. En 1948 Israel logró consolidarse y expandirse anexionando casi la mitad de las zonas que las Naciones Unidas habían asignado a los palestinos. En 1956 éste capturó todo el Sinaí apoyado por Francia y Gran Bretaña que querían contrarestar a Nasser que estaba nacionalizando el Canal de Suez. En 1967 las FFAA sionistas lograron inflingir en 6 días una contundente victoria al conquistar Gaza y Sinai de Egipto, la Franja Occidental de Jordania y partes del Golán a Siria. En 1973 Israel sólo guerreó contra 2 vecinos árabes (Egipto y Siria) pero esta vez obtuvo su victoria más reducida. Para muchos sionistas la guerra del Yom Kipur de 1973 mostraba la supuesta naturaleza traicionera de los árabes y para muchos de estos últimos, dicha guerra mostró a Israel que ya no era facil vencer a sus vecinos. Esta sería vista como el inicio de la contención de su poderío. Poco después de 1973 Egipto retomó la península del Sinaí en la mesa de negociaciones.

Las FFAA israelíes han demostrado una gran capacidad para realizar guerras relámpago contra ejércitos convencionales. Mas, por paradójico que parezca, éstas se muestran más vulnerables cuando tratan de enfrentarse a poco armadas poblaciones civiles como fuerzas de ocupación. Una cosa es vencer a cientos de tanques y aviones, y otra es lograr administrar una zona ocupada con una población que tiene otras costumbres, lenguas y creencias y que es muy hostil. Esto último desgasta y termina desmoralizando a la propia población civil y a muchos soldados israelíes. La matanza de Sabra y Chatila fue carcomiendo la moral de los ocupantes hasta obligar a Israel a retirarse posteriormente del Líbano.

Este año mientras millones de judíos ayunaban en su día más santo, Bush y Blair seguían en sus preparativos para una guerra contra Irak. En caso de darse ésta, es posible que se vuelvan a repetir los ataques de misiles Scud contra Israel aunque esta vez éstos puedan traer en sus cabezas armas de destrucción masiva.

Esta ha sido la 55 vez en que se he celabrado el día del Perdón mientras ha existido un estado judío. Para la comunidad ultra-ortodoxa judía del barrio Mea Sharim de Jerusalem, la misma que vivía en dichas tierras antes que viniese la colonización sionista, la mayor tragedia para el pueblo judío ha sido haber querido construir un estado propio atacando y despojando a los palestinos. Para ellos el estado de Israel es una blasfemia que sólo habría causado guerras, inseguridad y olas de anti-semitismo, y por ello debería ser desmantelado para permitir que los árabes vuelvan a todas sus tierras y se permita a la minoría judía volver a vivir en paz con ellos. En Yom Kipur ellos oran pidiendo a dios que perdone a los judíos por la tragedia que los sionistas han impartido contra los palestinos.

Sin embargo, para la mayor parte de los observantes judíos de Israel el movimiento palestino sigue siendo percibido como una amenaza. Las bombas suicidas contra civiles hebreos ha hecho crecer el pánico. El Partido Nacionalista Religioso, que otrora fuese un partido sionista moderado, ha ido evolucionando hasta promover el 'Gran Israel' y los asentamientos sobre territorios ocupados. Los ministros del bloque de Unidad Nacional piden la expulsión masiva del grueso de 4 millones de árabes que hay en Israel y las zonas ocupadas. El jefe espirtitual del mayor partido confesional judío, el Shás, pide exterminar a quienes amparen o avalen a los kamikases palestinos.

Diversos rabinos han tratado de aprovechar la ocasión de las festividades sagradas de año nuevo o Yom Kipur para pedir una reconciliación con los musulmanes y árabes, con quienes hubo una tradicional buena convivencia durante siglos. Para autoridades como el rabino supremo inglés eso debe conllevar a que se permita a israelíes y palestinos tener lado a lado sus respectivos estados. Para ultra-ortodoxos como los del Naturei Karta o Samar los judíos sólo podrán alcanzar la paz renunciando a Israel, permitiendo que los árabes expulsados puedan retomar sus tierras y orando a la espera del mesías que reconcilie a todos los pueblos.

Para la Autoridad Palestina la única manera de evitar nuevos Sabra y Chatila es aceptando un estado aunque sólo sea en el 22% de la Palestina histórica. Para el Hamas no se puede aceptar la existencia de un estado sionista en lo que debería ser una Palestina unida bajo un régimen musulmán que pudiese tolerar credos minoritarios. Para la izquierda palestina no se puede aceptar la existencia de un estado que ellos acusan de colonizador y éste debe ser remplazado por una república secular que abarque a toda la Palestina histórica.

Dentro de los judíos también existen distintos puntos de vista. En la extrema derecha religiosa están los que piden 'pacificar' a los palestinos erradicándolos para dar paso a un estado puramente judío aunque se mantenga en conflicto permanente con sus vecinos. Para el centro y la izquierda sionista hay que cambiar paz por tierra a los palestinos. Sólo una minoría judía quiere abandonar la idea del estado sionista para que éste sea sustituído por una Palestina multi-confesional ya sea basada en sistemas democráticos o socialistas.

El 16 de septiembre muchos fueron a rezar. En varias mezquitas cundía el resentimiento contra la matanza de Sabra y Chatila, y en muchos se justificaba el martirología de quienes se inmolan con bombas. Esto último es visto como un crímen de guerra o terrorismo demencial por muchos israelíes.

En varias sinagogas se pedía perdón por los pecados cometidos, aunque las palabras de Sabra y Chatila no fuesen mencionadas en muchos discursos y el estado oficialmente nunca haya mostrado arrepentimiento por una serie de atrocidades perpetruadas.

En diversas sinagogas ortodoxas anti-sionistas se pedía perdón a dios por diversos actos de sangre y opresión hechos a nombre del judaísmo sobre otros pueblos. Solamente buscando el perdón de los árabes y musulmanes y buscando reconciliarse con ellos es que, ellos ven, se podría conseguir la anhelada paz.

Mientras tanto en este mes que está lleno de festividades religiosas judías se ha conmemrodo el primer aniversario del once de septiembre, se siguen produciendo hechos de violencia entre el estado hebreo y los palestinos, y se viene preparando lo que puede ser la mayor guerra en el creciente fertil. En algunos judíos hay la creencia que las potencias dominantes utilizan al estado judío como un portavión suyo en el medio oriente. Para un sector mayor dentro de los israelíes es indispendable mantener el estado propio a todo costo.

Al entrar a un nuevo año judío no se vislumbran como cercanas las perspectivas para la paz en el medio oriente y para garantizarse una convivencia entre los judíos y sus vecinos. Entrando a otro aniversario más de la matanza de Sabra y Chatila tampoco se ve próxima la solución a la tragedia palestina.


*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.

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