Will Graham, interpretado por Norton, y Hannibal Lecter, encarnado por Hopkins, frente a frente.

E HA estrenado El Dragón Rojo, primera parte de la trilogía del caníbal más famoso de la pantalla. El personaje nació de la pluma de Thomas Harris, y no tuvo éxito en el cine hasta que no vino Hopkins a interpretar a Hannibal Lecter. Ya se había llevado a la pantalla anteriormente con el título de Manhunter, pero pasó desapercibida y se vio la posibilidad de sacar dinero haciendo un remake con Hopkins.

Ralph Fiennes y Emily Watson, en una escena de la película.

La comparación es inevitable, algunos por pura mitomanía insisten en que es superior El Silencio de los Corderos, pero analizándolo objetivamente El Dragón Rojo está por lo menos a la altura. Cuenta con un plantel de actores muy superior, Edward Norton, Ralph Fiennes, Emily Watson, y el ya citado Hopkins que hacen un papel espléndido, dando una fuerza y viveza a los personajes como pocas veces se ha visto. Will Graham, el personaje de Norton, se muestra bastante más interesante en su enfrentamiento con Lecter que el lirismo que se respiraba en su relación con Clarice Starling en El Silencio de los Corderos, personaje bastante soso y poco creíble que más que una agente del FBI parecía una niña perdida a manos del doctor. Se sobreestimó el papel de Jodie Foster dándole el Oscar, se ve claramente la superioridad interpretativa de Norton. También es superior tanto la actuación como el personaje que corre a cargo de Fiennes, mucho más interesante y complejo que el asesino de El Silencio de los Corderos. Aparte de eso el argumento es el mismo, un policía que recurre a la ayuda de Lecter para encontrar a un asesino.

Lecter, El Caníbal, en su celda.

La adaptación del libro es bastante fiel y muy bien desarrollada, lo único en que puede ser superior El Silencio de los Corderos es en la estética y ambiente pausado que se le daba antes a las películas de crímenes y serial killers. El joven director de 32 años, Brett Ratner no ha hecho nada destacable hasta el momento, pero promete mucho, ya que se ve el buen trabajo que ha realizado con El Dragón Rojo.

Los únicos fallos, se pueden observar en el poco esfuerzo físico de adaptación al personaje, como hizo De Niro en Los Intocables o El Cabo del Miedo con una increíble transformación de su cuerpo. En esta ocasión Hopkins debería aparentar ser más joven, ya que la película se sitúa cronológicamente antes de los sucesos con Clarice y sin embargo, no ha hecho nada por perder los 15 kilos que engordó desde entonces. Fiennes se muestra simplemente atlético, cuando debería ser casi culturista para este papel, la corpulencia y obsesión del personaje con la perfección física es un factor psicológico muy importante en el libro.

Will Graham dialoga con Jack Crawford, interpretado por Harvey Keitel.

Cuenta con una banda sonora a cargo de Danny Elfman, famoso compositor de bandas sonoras, (Sleepy Hollow, Spiderman, Bitelchus, Darkman, Razas de Noche entre otras). Quizás un poco repetitivo en alguno de sus trabajos, pero en esta ocasión la música se compenetra perfectamente con la película.

Otro aspecto que se puede ver, es que cuando uno va formando un personaje malvado si éste cobra protagonismo, el escritor suele convertir al malvado en antihéroe. En el libro Hannibal (que escribió a partir del enorme éxito que tuvo este caníbal en el cine) Harris creó un ser adaptado a las necesidades del público, que mataba o hería la mayoría de las veces sólo a seres despreciables. Ni siquiera Hopkins, que encarna al sanguinario doctor, se explica la atracción que siente la gente por este personaje. En El Dragón Rojo volvemos a los orígenes de Lecter, mostrando el hombre sanguinario y sin escrúpulos que era antes de ser suavizado por Harris.