Ir a portada
Cultura Deportes Fotogalerías Nuestras firmas Opinión Colaboraciones
 Previsión
Conozca la previsión del Instituno Nacional de Meteorología.
Vea la previsión del INM
 Webs amigas
Intercambio de banners y links
 Participación
 Foros
 Foro deportes
 A. Tommouhi
 Debates
 Encuestas
 Servicios
 Sorteos
 Televisión
 Callejero
 Cartelera
 Diccionarios
 Dicciona. RAE
 Traductor
 Recomendar
 Pág. Blancas
 Pág. Amarillas
 El tiempo (mapa)
 De hoy
 De mañana
 Archivo de la
 edición impresa
Último número del SEMANARIO
HEMEROTECA
PORTADAS
 Escríbanos
 elojocritico@
 lycos.es




 CRÍTICA
Viernes, 26 de agosto de 2005
Deliciosa y didáctica fábula
por Matías Cobo

Título: Charlie y la fábrica de chocolate (Charlie and the chocolate factory)
Género: Aventuras, comedia, fantasía
Dirección: Tim Burton
Interpretación: Johnny Depp (Willy Wonka), Freddie Highmore (Charlie Bucket), David Kelly (Abuelo Joe), Helena Bonham Carter (Sra. Bucket), Noah Taylor (Sr. Bucket), Missi Pyle (Sra. Beauregarde), James Fox (Sr. Salt), Deep Roy (Oompa-Loompas), Christopher Lee (Dr. Wonka), Adam Godley (Sr. Tevé), Franziska Troegner (Sra. Gloop), Annasophia Robb (Violeta)
Guión: John August; basado en el libro de Roald Dahl.
Fotografía: Philippe Rousselot
Montaje:
Chris Lebenzon
Producción: Brad Grey y Richard D. Zanuck
Música: Danny Elfman
País: EE UU (2005)
Duración: 115 minutos
Web: www.charliey
lafabricadechocolate.com

Fecha de estreno de en España 15 de agosto de 2005
Además de recrear el mundo de ensueño de Dahl, Burton respeta las lecciones que el escritor inglés pretende trasladar a los niños y mantiene el punto de crueldad exhibido por éste en casi todas ellas
IENTRAS VEÍA la adaptación que Burton ha rodado de la famosa obra de Roald Dahl, obligada lectura en mi colegio durante algún curso de la E.G.B. (no sabría precisar cuál), trataba de recordar si aquella mágica novela me causó la misma impresión que esta película. Aunque difuso, creo que mi recuerdo más vivo era el continuo relamer que me producía el argumento, ambientado en torno al sugestivo asunto del chocolate, las golosinas y sus deliciosas propiedades gustativas. También, por supuesto, recordaba cómo compartía el asombro con el que el joven Charlie, protagonista de la historia, asistía al maravilloso mundo de la mastodóntica fábrica de Willy Wonka. En aquel entonces, probablemente, no desentrañé en su totalidad el didáctico mensaje que, como es preceptivo en este tipo de literatura, encerraba el cuento. Y puede que apenas intuyera la corrosiva crítica que, sin tapujo alguno, Dahl lanza a los niños caprichosos y egoístas y a sus padres, responsables últimos de su malcrianza.

Ahora, he redisfrutado las gratas sensaciones emanadas de esta lectura infantil y extraído el meollo del relato gracias a esta gran adaptación de Burton, director con una capacidad única para recrear y crear oníricas fábulas. En 1971 ya se estrenó una notable versión, Willy Wonka y la fábrica de Chocolate, en la que el famoso actor Gene Wilder dio vida al ingenioso chocolatero. Johnny Deep, otro actor con acreditadas facultades histriónicas y humorísticas, ha encarnado también con éxito a un Willy Wonka actualizado a nuestros días. Un artista de la industria chocolatera excéntrico, tímido hasta lo patológico y al que le repelen los niños en general y, sobre todo, los sabiondos y mimados.

El misterioso señor Wonka ha decidido salir de un anonimato que duraba ya 10 años. Anuncia, a bombo y platillo, que obsequiará con una visita guiada por las increíbles instalaciones de su fábrica a los agraciados con uno de los cinco billetes dorados repartidos entre los millones de sus chocolatinas que a diario se venden por todo el mundo. Y sólo uno de esos niños, como les promete el chocolatero, se llevará un premio sin igual al término del imprevisible periplo.

A partir de ahí, Burton nos sumerge con gran fidelidad, respaldado por las nuevas tecnologías cinematográficas, en la fantástica y suntuosa fábrica de chocolate nacida de la imaginación de Dahl. Pero, además de recrear ese mundo de ensueño, Burton respeta las lecciones que el escritor inglés pretende trasladar a los niños y mantiene el punto de crueldad exhibido por éste en casi todas ellas.

Los Oompa Loompas, esos diminutos obreros omnipresentes en la fábrica de Wonka, interpretan en el filme un número musical a renglón seguido de cada enseñanza. Algunos de ellos son un poco flojos, pero sobresale, tanto por su atinada como pertinente crítica, la coreografía sobre el exceso de consumo televisivo que aniquila la capacidad imaginativa tan propia de los niños.

Al término de su aventura, Charlie Bucket nos enseñará una elemental lección tanto a los adultos como a los niños que hemos seguido sus andanzas por la fábrica. Pero también al propio señor Wonka, que caerá en la cuenta de que, aunque lo tenía todo, siempre le faltaba algo esencial: el cariño de una familia.

|

Imprimir
Opine sobre el artículo:
Envíenos su opinión
vía formulario
Atrás



© ELOJOCRITICO DIGITAL. ELOJOCRITICO DIGITAL se edita en Jaén
(España, UE). C/ Callejuelas Altas, 34. 23100 Mancha Real (JAÉN).

Tlfno. y Fax: (34) 953 350 992. Teléfono de atención al lector: 678 522 780
(llamadas a tlfno. móvil)


 Además...
 Guiño al pasado | por Matías Cobo
 Atractiva y fiel traslación | por Matías Cobo
 Dignidad recuperada | por Matías Cobo
 Opciones
 Imprima esta página
 Copia para imprimir
 
 Envíenos su opinión
 Recomendar artículo
FORO de Cine
 Buscadores
Buscar en elojocritico digital
powered by FreeFind

Mapa del sitio
Google

 Webs otros medios

Ir al principio Cultura Deportes Fotogalerías Nuestras firmas Opinión Colaboraciones