Ir a portada

 CRÍTICA
Jueves, 14 de julio de 2005
Los 'otros' EE.UU.
por Matías Cobo

Título: Tierra de abundancia (Land of plenty)
Género: Drama
Dirección: Wim Wenders
Interpretación: John Diehl (Paul), Michelle Williams (Lana), Shaun Toub (Hassan), Wendell Pierce (Henry), Richard Edson (Jimmy), Burt Young (Sherman), Yuri Z. Elvin (Oficial Elvin), Jeris Lee Poindexter (Charles), Victoria Thomas (Reportera), Rhonda Stubbins White (Dee Dee), Bernard White (Youssef)
Guión: Michael Meredith y Wim Wenders; basado en un argumento de Wim Wenders y Scott Derrikson
Fotografía: Franz Lustig.
Música: Thom & Nackt
Producción: In-Ah Lee, Samson Mücke, Gary Winick y Jake Abraham
Montaje: Moritz Laube
País: EE UU (2004)
Duración: 118 minutos
Diseño de produccción: Nathan Amondson
Vestuario: Alexis Scott
Web: www.mangafilms.es/
tierradeabundancia

Estreno en España 19 de abril de 2005

Wenders le quita los cosméticos al refulgente rostro americano y muestra a un país que vive con una paranoica obsesión por la seguridad tras el 11-S, un hecho aún reciente pero que ya ha originado un significativo recorte de libertades civiles y recrudecido las tradicionales divisiones étnicas
ESCONOZCO EN qué etapa de su historia EE.UU. dejó de ser ese gran país adalid de la igualdad de oportunidades y la libertad para deslizarse por los derroteros del autoritarismo y el clasismo generador de rampantes equidistancias sociales y económicas. También es posible que aquel idílico paisaje no fuera más que otro de los decorados del servil Hollywood afanado en el marketing patrio. El alemán Win Wenders, en su penúltimo film (Tierra de Abundacia), le quita los cosméticos al refulgente rostro americano y muestra a un país que vive con una paranoica obsesión por la seguridad tras el 11-S, un hecho aún reciente pero que ya ha originado un significativo recorte de libertades civiles y recrudecido las tradicionales divisiones étnicas. Después del brutal ataque, la comunidad de árabes y musulmanes se ha sumado, con odio añadido en su caso, al vagón de cola del desprecio en el que solían estar negros e hispanos.

Land of plenty, dispuesta a describir estos otros EE.UU., enseña una imagen impropia de una superpotencia: la de la pobreza callejera más infame que se concentra en guetos apartados de los grandes rascacielos, los centros de negocios y las interminables superficies comerciales. Son las dos caras de un país que, día a día, ahonda el surco que divide a los opulentos de los más necesitados.

Wenders intenta explicar este contradictorio paisaje donde el derroche y la carestía más absoluta se dan la mano desde un doble punto de vista. El ofrecido por una joven hija de dos misioneros adoctrinada en la constante ayuda al prójimo, y el de su propio tío, un ex combatiente de Vietnam cuyos delirios bélicos tras el 11-S le hacen ver enemigos árabes a la vuelta de cada esquina. Ella llega para reencontrarse con sus raíces norteamericanas, de las que guarda un remoto recuerdo al haber partido, cuando apenas era una niña, hacia los distintos destinos en los que sus padres desarrollaban su labor solidaria. Ahora proviene del conflictivo panorama israelí impelida por su madre, ya muerta, para conocer como adulta su país. Su madre quiso que, en este viaje de reencuentro, fuera su hermano —y tío de ella— quien la acompañase.

La inocente Lana desmitifica la idílica imagen preconcebida que tenía de su país en cuanto aterriza en el aeropuerto. De camino a la misión en la que se va alojar, dirigida por un amigo de la familia, divisa con asombro los arrabales donde cientos de mendigos viven hacinados. Una vez instalada en la misión, ella prestará su ayuda en las labores de asistencia a los pobres del barrio. Entre tanto intentará encontrar a su tío Paul, quien anda de calle en calle patrullando con una destartalada furgoneta a la que ha incorporado varios gadgets para sus labores de contraespionaje. Cree que una nueva amenaza similar a la del 11-S podría producirse en cualquier momento. Lo absurdo de su labor reside en que sus descabellados informes tienen como único receptor a un amigo colgado dispuesto a seguir las órdenes de su superior con marcial subordinación. En consecuencia, la trama sobre las peripecias de Paul y su soldado suscita inevitables situaciones cómicas emanadas de lo absurdo. Pero también algunas ideas para la reflexión. Porque la delirante visión de Paul guarda cierta correlación con el ánimo general de la ciudadanía, también en guardia frente a las comunidades de inmigrantes árabes e igualmente obsesionada por su propia seguridad. Wender ejemplifica esto recurriendo al sonido de las tertulias y programas de noticias que Paul escucha durante sus largas jornadas de vigilancia al volante de su furgoneta. Periodistas y políticos suelen debatir sobre hipotéticas amenazas y, al escucharlos, Paul se reafirman en sus contumaces obsesiones.

El asesinato de un árabe a manos de unos niñatos que le acribillaron al volante del Hummer de papá reencontrará a tío y sobrina. E indignada por la desidia policial a la hora de hallar un familiar cercano del difunto, Lana tratará de encontrar algún pariente que quiera darle sepultura y, para este menester, solicitará la sorprendente ayuda de su tío Paul. Él acepta, pero no cejará en su búsqueda de enemigos o potenciales ataques terroristas mientras ella sigue varias pistas por comunidades de musulmanes.

Entre las distintas historias narradas en esta parte del metraje, Wenders esboza un corolario en el que la conciliación entre las culturas occidental y musulmana sea posible. Y quizá, a juicio del alemán, ésta sólo pueda emanar de la empatía que produciría el reconocernos unos a otros como seres humanos, ajenos a las religiones o diferencias culturales y étnicas que, en lugar de separarnos, debieran limitarse a ser meros signos de diferenciación. Una sabia recomendación de un modesto film que, sobre el soporte de un sólido guión y unos buenos actores, pasó por aquí con la irrelevancia habitualmente dispensada a este tipo de cine. Una pena.

|


Imprimir
Opine sobre el artículo:
Envíenos su opinión
vía formulario
Atrás


© Semanario EL OJO CRÍTICO. El semanario EL OJO CRÍTICO se edita en Mancha Real (España, UE). C/ Callejuelas Altas, 34. 23100 JAÉN. Teléfono: (34) 953 350
992. Fax: (34) 953 35 20 01. Teléfono de atención al lector: 678 522 780
(llamadas a tlfno. móvil)


 Además...
 Sorbos de vida | por Matías Cobo
 Tiranía a pique | por Matías Cobo
 El magisterio de Eastwood | por Matías Cobo
 Opciones
 Imprima esta página
 Copia para imprimir
 Añada su comentario
 Envíenos su opinión
Recomendar artículo
FORO de Cine
 Buscadores
Buscar en elojocritico digital
powered by FreeFind


Mapa del sitio
Google

 Webs otros medios



Publicidad