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 CRÍTICA
Lunes, 25 de julio de 2005
Dignidad recuperada
por Matías Cobo

Título: Batman Begins
Género: Acción, aventuras
Dirección: Christopher Nolan
Interpretación: Christian Bale (Bruce Wayne/Batman), Michael Caine (Alfred), Liam Neeson (Ducard), Katie Holmes (Rachel Dawes), Gary Oldman (Jim Gordon), Cillian Murphy (Dr. Jonathan Crane), Tom Wilkinson (Carmine Falcone), Rutger Hauer (Earle), Ken Watanabe (Ra's Al Ghul), Morgan Freeman (Lucius), Linus Roache (Thomas Wayne), Larry Holden (Finch)
Guión: Christopher Nolan y David S. Goyer; basado en un argumento de David S. Goyer; basado a su vez en los personajes de "Batman" creados por Bob Kane
Fotografía: Wally Pfister
Música: Hans Zimmer y James Newton Howard
Producción: Emma Thomas, Charles Roven y Larry Franco
País: EE UU (2005)
Duración: 134 minutos
Diseño de produccción: Nathan Crowley
Vestuario: Lindy Hemming
Web: www.batmanbegins-es.com
Fecha de estreno de en España 17 de junio de 2005

Sin la contribución de Bale, esta cinta no habría colmado tantas expectativas y levantado el vuelo de este héroe-franquicia usado para ramplones engendros comerciales en los últimos años
OEL SCHUMACHER quiso exprimir la gallina de los huevos de oro en la que parecía haberse convertido Batman tras el éxito cosechado por Tim Burton con las dos primeras entregas. Aquellas cintas, con Michael Keaton como murciélago y Jack Nicholson (Joker), Danny DeVito y Michelle Pfeiffer (Pingüino y Catwoman) como antagonistas, tuvieron una aplaudida acogida. Tanto fue así que la expectación creada en torno al primer Batman provocó que fuera toda una azaña el lograr una entrada para el día de su estreno. Conocedor profundo de los cómics, Burton se preocupó por rodear a este oscuro héroe del habitual estilo gótico de Ghotam y de crear en torno a él una cuidada atmósfera. No se limitó, por tanto, a hacer un filme pivotado únicamente sobre la aparatosidad de los efectos especiales. En manos de Schumacher, los dos siguientes Batman dejaron muy maltrecho el prestigio anteriormente labrado. Val Kilmer y George Cloney prestaron sus campanilleros nombres para estas producciones en las que mentecatez y zafiedad se dieron la mano. También se buscaron conocidos nombres para los enemigos: Jim Carrey (Enigma), Tommy Lee Jones (Dos Caras), Arnold Schwarzenegger (Mr. Frío) y Uma Thurman (Poison Ivy). Pero el resultado artístico fue pobrísimo. Probablemente, a Schumacher le resbalaron bastante las críticas tras haber cubierto con creces los exigentes objetivos comerciales.

Pero la saga y su héroe habían quedado agotados, con muchas dudas acerca del rendimiento taquillero de otra secuela en un futuro más o menos inmediato. Hasta que Christopher Nohlan, director de Memento y otras cintas de escaso marchamo comercial, decidió desempolvar al murciélago tomando como soporte una serie de cómics recientes de Frank Miller sobre el origen de Batman. Todas las historias precedentes ya partían con Bruce Wayne metido en la piel del murciélago. Se apoyaban en breves flashbacks para explicar sucintamente las motivaciones que le condujeron hasta su rol de justiciero enmascarado. Y siempre, entre todos esos recuerdos infantiles, se narraba el traumático asesinato de sus padres a manos de un ladrón callejero.

Ese doloroso recuerdo también está presente en esta Batman begins, pero su guión cuenta más detalles de cómo Wayne, tras caer en un infierno personal, decide adiestrarse concienzudamente para convertirse en un símbolo de justicia. Incluso se explica por qué eligió el murciélago como icono identitario movido por la fobia que, desde la infancia, siente hacia este oscuro animal. En el papel de férreo adiestrador, Liam Nesson hará de Wayne un consumado ninja capaz de restituir la ley y el orden en la corrupta y declinante Gotham. Pero el espectador deberá aguardar una hora de metraje, dedicada a estos meticulosos prolegómenos, para ver a Christian Bale embutido en el uniforme del héroe. Puede que al público más menudo le fastidie tanta espera, pero esta narración se echaba de menos en los Batman anteriores y se agradece su presencia en esta entrega.

Concluido el adiestramiento, Wayne regresará a Gotham convencido de que debe salvar a la ciudad de la espiral de delincuencia y corrupción en la que está sumida. A diferencia de Burton, Nolan apuesta por una ambientación urbana más realista, alejada de la habitual estética gótica. Y de acuerdo con esta decisión, el traje del alado héroe es también más sobrio y sus artilugios menos inverosímiles. Por ejemplo, el Batmovil carece de la espectacular línea deportiva de antaño y se asemeja ahora a un vehículo militar de asalto, algo lógico a tenor del trajín habitual al que se le somete.

Además de cuidar estos detalles, la producción no escatimó al contratar a conocidos rostros para los papeles secundarios. Michael Caine, como acrisolado británico, encarna con convicción al mayordomo Alfred, inseparable compañero del alado que, hasta ahora, había sido interpretado entrañablemente por el veterano actor Michael Gough. Morgan Freeman cumple en el personaje de científico militar de Industrias Wayne que facilita material de combate al propietario de la compañía, quien usa esta faceta, bajo la máscara del ricachón zafio y despilfarrador, para encubrir su identidad secreta. Gary Oldman, eficaz como siempre, borda su papel de humilde y honesto policía que ejerce de topo dentro de los podridos engranajes policiales para apoyar a Batman en su lucha contra el crimen. El ya citado Liam Nesson tiene un papel largo aunque su presencia es testimonial, y Katie Holmes vuelve a demostrar que su talento no va más allá de la dulce adolescente a la que dio vida en su iniciática serie Dawson crece. Seguramente, dará más que hablar por su pasteloso noviazgo con Tom Cruise.

Y Christian Bale, tras los vaivenes por los que su personaje ha pasado en los filmes previos, eleva la categoría de Batman y lo hace más creíble al dotarlo de sentimientos humanos como vulnerabilidad o miedo. Sin su contribución, esta cinta no habría colmado tantas expectativas y levantado el vuelo de este héroe-franquicia usado para ramplones engendros comerciales en los últimos años.

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