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HUMOR ES inteligente por definición y Sedaris
atesora mucho en sus textos. Humor autocompasivo
y agridulce porque sus historias son tragicómicas,
escenas cotidianas, aunque nada prosaicas, protagonizadas
por un esmirriado gay americano de origen griego
y su disfuncional familia de clase media-baja.
Pequeños relatos autobiográficos
aderezados con algo de imaginación que,
más que nunca, ponen de manifiesto el tópico
de que la realidad supera a la ficción.
Sin ningún pudor, Sedaris se disecciona
a si mismo con inusual sinceridad, total ausencia
del sentido del ridículo, algo de cinismo
y, sobre todo, mucha humanidad. Asombrándose
ante las pequeñas cosas, cualquier banalidad
puede ser el origen de una disquisición
de profundo calado o un chiste irresistible. Como
en una especie de ‘talk-show’, Sedaris
se aplica a contar lo que le rodea con despiadada
ternura: sus apuros por sobrevivir con dignidad
durante la pubertad, las vidas de su caótica
familia, peripecias laborales, dispares episodios
autobiográficos realmente patéticos...en
fin, todo lo que experimenta o ve a su alrededor,
y estamos ante un gran observador. ‘Un vestido
de domingo’ es un libro muy divertido y
bien escrito que se lee de un tirón.
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