NA GUERRA sin
referencias espacio-temporales, una contienda ‘abstracta’,
sirve al escritor francés residente en Barcelona de
escenario de una novela que desborda los márgenes de
la literatura bélica convencional. De hecho, la contienda
es una excusa que Enard utiliza para ponernos en la piel de
un joven francotirador, un personaje amoral que cumple su
misión asépticamente, con un sentido perfeccionista
de su ‘trabajo’. La narración, que combina
un hiperrealismo de estilo cercano al ‘cinema verité’
con metáforas poéticas de gran riqueza, nos
muestra a un muchacho nihilista que da la espalda a los sentimientos
para ocultar sus debilidades, que actúa por puro instinto,
en ocasiones de supervivencia, en otras de autodestrucción.
Una represión a la que se suma la de un deseo sexual
no correspondido y que deviene en ira y cólera, proceso
que tiene en el lector un testigo de excepción, quien
sigue la evolución de la historia por medio de los
monólogos interiores del protagonista.
Enard ha escrito una novela distinta e impactante que ha recibido
unos elogios a los que nos sumamos sin reticencias.
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