Domingo, 6 de junio de 2004

COLABORACIONES
El sistema ventajista
por JOSÉ REPISO MOYANO*

Las miles de personas que son víctimas por "desastres naturales" -pero que carecen de infraestructuras dignas-, por enfermedades -pero que carecen de medicinas-, por hambre -pero que carecen de mercados no marginales- no suenan mucho en los cerebros de los que, entre otras cosas, defienden por activa o por pasiva un sistema.

Es un sistema que da, permite, a unos muchos recursos y a otros casi nada, que trasciende a una sensación de que es "bueno": porque acumula y, acumulando, se justifica como válido -como conveniente- por sus beneficiados a los que les gusta mucho el respeto, por cierto, y también poseen los medios de comunicación para difundir que sus negocios e ideas son libres para, ¡vamos!, seguir adelante.

Siendo clarito y "santico" también, los efectos colaterales de su sistema son la desruralización, la contaminación, la emigración hacia los mismos países -el aumento de "ilegales"-, la muerte de miles de personas en su aventura de emigrar en malas condiciones, la deslocalización de industrias en busca de bajos salarios, el derroche del dinero público en armas, la violencia por miseria, crispación o descontento, el descontrol de la natalidad, la deforestación por la industria maderera, etc.

Así que es un orden que resalta el hecho acumulativo, pero para ellos mismos; lo sofisticado, pero a costa de sacrificar los bienes naturales: la vida de seres humanos y la naturaleza -en general-. Y se justifica, se santifica, por sofismas de que tan bien como ellos están pueden estar sus explotados, sus expoliados o sus embaucados. ¡A otro con ese cuento!

Nadie perdió sus tierras por amabilidad, sino por la fuerza; nadie perdió sus fuentes de energía por honestidad, sino por la fuerza; nadie perdió su libertad -al ser esclavo- para construir un país por caridad, sino por la fuerza -en esto sabe mucho, tiene la cátedra, EE.UU.-.

La ventaja radica en que por la fuerza se invaden otras estructuras débiles para que sean beneficiosas a un sistema -o subsistema- determinado, por la fuerza se engrandecen religiones por encima de otras porque son pasivas a su sistema y, asimismo, se tapan todos los defectos a los que han justificado demasiado lo injustificable -humanitariamente dicho-. Y es que un "grande" tiene que matar a veces a muchos para ser condenado.


*José Repiso Moyano es escritor.

 

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