Sábado, 3 de julio de 2004

COLABORACIONES
La filosofía
por JOSÉ REPISO MOYANO*

Hay un error en pensar que la filosofía es una opción o una decisión, como una puerta que se abre para distraerse cuando se quiera. Y esto hace confundir sobre la realidad humana que, a ultranza, es la que es.

Por aclaración y no por sublimación, la filosofía ha sido la madre de la ciencia o, bien, la esencia de la ciencia si se quiere entender mejor. Cuando el ser humano se liberó algo de su automatismo instintivo haciéndose preguntas sobre él y sobre su entorno -pensar para encontrar, para conocer-, entonces, ahí ya se convence de que es capaz de actuar sobre los diferentes aspectos de la realidad; porque se propone conocerlos primero para que, en consecuencia, reaccione ante ellos, actúe.

Trasladándonos a la actualidad, un ejemplo: Cuando un médico conoce una realidad sobre algo en su laboratorio, luego se hace preguntas de cómo esos resultados obtenidos de conocimiento pueden actuar a través del ser humano en la realidad en general. Por consiguiente, él hace lo mismo que el filósofo originario: el analizar "lo que tiene", lo que ha conseguido conocer para... algo.

No es que la filosofía haya sido teórica, sino que siempre ha supuesto la búsqueda de procedimientos para... una práctica, para actuar; y no se puede actuar si antes no se ha buscado el cómo. Así, en la misma política no se puede actuar si antes no se ha buscado el cómo - la política es una filosofía de organización social, como por otro lado la sociología es una filosofía que analiza la confrontación social entre valores individuales, costumbres y la política en uso-.

La filosofía constituye coherentemente -ordenadamente por la razón- lo que ya hay y, además, busca soluciones; y esas soluciones son asimismo valores a los que se dirige con su voluntad de acción. Entonces, en esto último, sí tenía razón Sartre, que hay valores que el ser humano busca -como solidaridad o desarrollo sostenible- , que necesita frente a los que ya contaba: defenderse, comunicarse, adaptarse al medio más seguro o pacífico (paz), amar o confiar (amor), etc.

Por ello, la filosofía no es sólo una terapia individual, sino una vía inesquivable que motiva o incita al ser humano a actuar. La filosofía cristiana la ha enriquecido durante dos mil años y eso, como bien se sabe, es un hecho: de que la acción individual o social es determinada con más o menos desistimiento por unos valores filosóficos que ha asumido como necesarios.

Con los dicho, la máxima que proponen algunos en sobrevalorar la praxis aislada sólo lleva al engaño, pues la praxis ya debe de tener conceptuado por dónde debe ir. Ningún científico se pone a verificar unos elementos de la realidad sin saber primero qué hacer; de que en ese momento no tenga la "mente intelectual" en blanco se lo debe a mucho, quizás en una pequeña parte a Platón -aunque lo desprecie-, quizás en otra pequeña parte a San Agustín -aunque le cause risa-, quizás en otra pequeña parte a Rousseau -que hablaba de derechos humanos y, por lo tanto, de que el actuar científico debe realizarse pensando en todos-.

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Nota.- Cuando hablo de filosofía me refiero a la filosofía en su máxima extensión racional, al hecho -además de su necesidad- filosófico.


*José Repiso Moyano es escritor.

 

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