Miércoles, 9 de marzo de 2005

COLABORACIONES | Análisis internacional
Friendly Fire
por Alexis Mercado*

Friendly: Amigable, Amistoso, Cordial.

En la prensa norteamericana de esta primera semana de marzo, el acribillamiento del carro que llevaba a la periodista italiana Giuliana Sgrena luego de su liberación en Bagdad, fue noticiado, de forma general, como un lamentable error. George W. Bush llamó a Berlusconni y le pidió disculpas; saldado el asunto a nivel de “dignatarios” se dirían mutuamente: continuemos a salvar a Iraq y al mundo.

Más allá de las inevitables suspicacias que genera tan fortuito hecho, hay que considerar el recelo que eventualmente pudiera generar en Washington el testimonio al mundo de una periodista “who works for the leftist newspaper Il Manifesto”, o la incomodidad del hecho de que un veterano agente de los servicios secretos italianos - Nicola Calipari - se estuviese habituando a ser exitoso en negociar la liberación de personajes “incómodos” en Bagdad, abisma la forma como es reportado oficialmente este asesinato.

El parte de guerra de the United States Central Command (Tampa, FL) reportó textualmente:

Name: Nicola Calipari (Italian service secret)
Place: Baghdad (International Airport).
Cause of Death: friendly fire

¡¡Friendly Fire!!. Las formas de calificar manifiestan las formas de concebir, y este es un “claro ejemplo” de como la sociedad norteamericana se percibe a si misma y a los otros, de cuan enferma de cuan miserable. Todo lo que provenga de mí, incluso la muerte, es bueno, legitimo. ¿Cómo, con un mínimo de raciocinio, se puede calificar, y sobre todo aceptar, el asesinato como amigable? Sí, es volver una vez más sobre lo mismo tantas veces dicho, tantas veces estudiado, pero estos detalles dan la medida de los valores de una sociedad, absolutamente apegada a las formas, a sus formas, y de la magnitud del desprecio que siente por los demás.

Hace unos años, no más de cinco, no vayan a creer que el episodio es de la época de “Mississippi en llamas”, una corte en Nueva York absolvió a un grupo de policías blancos que habían matado a un inmigrante negro.  El fallo determinó que los oficiales de seguridad le habían respetado sus derechos humanos.  Lo concreto fue que el inmigrante – el infrahumano- que no portaba armas, recibió ¡19 balazos! de parte de los agentes. Desde la perplejidad apenas cabía decirse: se le respetaron todos sus “derechos humanos”, excepto el primerito de la “Carta Universal”.

La cuestión es, ante una forma de percibir la realidad y el mundo así, ¿Cómo lidia el resto del mundo, con esta sociedad, este país? Lo que parece quedar claro es que lo único amigable que se puede esperar de ellos es el “Friendly Fire”.

Por eso no deja de sorprender que en Venezuela, cuando algunos alertan sobre la posibilidad de que en Washington se pudiera estar pensando en la opción del magnicidio como solución al “problema venezolano”, que tan pertinazmente Roger Noriega trae a la palestra pública casi a diario, algunas mentes, alineadas ¿alienadas? con los valores universales del Norte, se burlen y digan que son simplemente “balurdeces” oficialistas.


*Alexis Mercado es profesor de la Universidad Central de Venezuela.

 

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