Lunes, 15 de agosto de 2005

OPINIÓN
Tribuna
Intervencionismo económico chino versus intervencionismo económico americano
por David Fernández

En Economía liberal clásica se defiende que el estado debería tener una intervinción mínima en la economía a menos que fuese para preservar el libre mercado. Y en EE.UU. y China, éste ha sido un debate más o menos falseado. Generalmente, se considera que son las personas independientes las que saben defender sus intereses mejor que los estados.

En EE.UU. se ha librado una apasionaste batalla durante los últimos meses en defensa de esos principios. La contienda vino motivada por la disputa sobre el control de la tercera compañía petrolera americana más grande, Unocal. Los competidores eran la empresa americana Chevron y la China CNOOC. Chevron ofrecía 16.500 millones de dolares por Unocal, dicha suma pagada de un golpe, mientras que CNOOC ofrecía 18.500 millones de dolares pagados a lo largo de un año.

La lógica económica sostiene que, en un mercado sin intervencionismos, una empresa debe venderse libremente al mejor postor. Pero en Economía no solo cuentan los números leídos con esta frialdad.

Estas ofertas de compra eran públicas y la gente se empezó a preguntar qué fallaba. CNOOC es una compañía pública, el 71% de su capital pertenece al estado chino. Y esto activó todas las alarmas de la sociedad americana.

Según una encuesta realizada por el periódico The Wall Street Journal y la cadena NBC, el 73 por ciento de los estadounidenses se opuso a que CNOOC se hiciera con el control de Unocal.

Al mismo tiempo, la clase política americana se empezaba a inquietar. El secretario del tesoro americano, John W. Snow, recibió la petición de 41 congresistas para revisar la oferta de CNOOC por Unocal. El caso se había convertido en una defensa de los intereses estratégicos de EE.UU. En el país americano, la sociedad es consciente de que los chinos necesitan, literalmente, dar más gas a la devoradora economía china. Ese gas lo posee Unocal en el sudeste asiático y el mar Caspio. Y en EE.UU. temían que estos recursos indispensables para el desarrollo de su glotona economía fueran dirigidos por un “gobierno comunista”.

Ante tal presión política y social, CNOOC abandonó su interés por la empresa americana. Jamás en la historia china una de sus empresas había ofrecido tanto dinero por comprar otra americana. De nada sirvió que CNOOC prometiese no realizar despidos o que estudiaran vender inmediatamente las reservas del golfo de Mexico obtenidas con la compra de Unocal. En EE.UU. se lleva muy mal el dirigismo estatal, sobre todo si se trata de uno extranjero y los poderes públicos están dispuestos a defender eso.

En España no se entiende mucho eso. El resultado fue la compra de Amena por parte de France Telecom, una empresa pública francesa que debería ser privada. Así, el Gobierno español interpretaba a su manera el “laissez faire, laissez passer” de Adam Smith, después de que el ministro de Industria, José Montilla, hablase en secreto con el presidente de la empresa gala, Didier Lombard. C’est la vie!


 

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