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 RESEÑA LITERARIA
Lunes, 3 de enero de 2005
El jardín secreto
Los defensores de los derechos humanos en Marruecos

Un ensayo de Laura Feliu. Texto: Introducción de la obra

Autor: Laura Feliu
Título: ‘El jardín secreto’
Subtítulo: Los defensores de los derechos humanos en Marruecos
Editorial: Los Libros de la Catarata
478 páginas
SOBRE LA AUTORA...
Laura Feliu es profesora de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona. En la actualidad también imparte docencia en el Centro de Información y documentación de Barcelona (CIDOB) y en el Doctorado de Estudios Internacionales Mediterráneos de la Universidad Autónoma de Madrid.
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A HISTORIA de este libro se remonta a principios de los años noventa, cuando inicié la redacción de una tesis doctoral en Relaciones Internacionales sobre la promoción internacional de los derechos humanos en el mundo árabe, en el marco de mis estudios en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Desde un principio Marruecos me pareció un estudio de caso especialmente interesante, tanto por su vecindad con España (y todo lo que esto comporta), como por los cambios que en ese momento se estaban produciendo en aquel país. Mi interés por Marruecos se había iniciado con la lectura de los escritos del profesor Bernabé López García, sin duda el principal especialista español en el Marruecos actual. Este estudioso ha trabajado para acercar la realidad del mundo árabe a nuestro país desde una perspectiva sugerente y rica en matices, y su trabajo ha marcado el camino para todos aquellos que le hemos seguido en esta andadura.

En mi tesis doctoral analicé qué factores habían contribuido a la evolución de la situación de los derechos civiles y políticos en Marruecos desde los temibles “años de plomo” (en los que la represión diezmó a buena parte de la oposición política y restringió el espacio público), hasta el proceso de liberalización de mediados de los años noventa. El hecho de centrarme en este grupo de derechos partía de la convicción de que sin una transformación creíble de las estructuras políticas resulta imposible una mejora del contexto económico-social, caracterizado en Marruecos por la miseria a la que se ve abocada buena parte de la población, por las desigualdades sociales y por la violación de los principales derechos económicos y sociales como el derecho a la enseñanza, a la salud o a una vivienda digna.

Los factores que abordé en aquel trabajo son muy diversos, y en estas páginas por motivos de edición incluyo únicamente la dimensión interna de aquellas reformas, ampliada cronológicamente hasta el momento actual. El objetivo de aquella investigación fue poner en evidencia la necesidad de una aproximación interdisciplinar cuando se abordan las cuestiones internacionales. La parte dedicada a estudiar cómo la comunidad internacional (especialmente Estados Unidos, Francia, y la Unión Europea) había abordado la cuestión de los derechos humanos en Marruecos, y qué efectos provocó esto en este país, ha tenido que ser separada de la presente publicación. Los cambios en el contexto internacional que acompañaron el fin de la guerra fría, la evolución del régimen internacional de derechos humanos o la dependencia económica y financiera de Marruecos son elementos centrales para interpretar la década reformista (los diez últimos años del reinado de Hasán II). La hipótesis que planteé en aquellas páginas es que esta dimensión externa fue el verdadero detonante del proceso de liberalización de los años noventa . Esto se afirma sin menoscabo del relieve que también tuvieron los factores aquí narrados: la introducción de una nueva cultura política entre las principales fuerzas políticas del país, la aparición de segmentos de la sociedad civil menos atados por constreñimientos partidistas o la posibilidad para el régimen de iniciar una apertura sin que ello comportara un riesgo para su supervivencia, dada la progresiva “domesticación” de la oposición (prácticamente han desaparecido aquellos grupos que amenazaban con el regicidio, que exigían el advenimiento de una República o una transformación radical de las estructuras de poder). Un apaciguamiento fruto de la represión y del pacto.

En las siguientes páginas se analizan principalmente dos aspectos. En primer lugar, la posición de los diferentes actores políticos y sociales marroquíes con respecto a la situación de los derechos civiles y políticos. De entre estos actores me ha interesado especialmente el movimiento de defensa de los derechos humanos. La pregunta que subyace en todo el estudio es en qué medida este movimiento contribuyó a la liberalización del régimen y en qué medida puede contribuir a su democratización. Con esta intención he analizado su cultura política, sus características sociológicas, y sobre todo, su posición y margen de maniobra dentro del campo político (vínculos e instrumentalización por el poder, relaciones con los partidos políticos, con actores internacionales, etc.). Se trata de determinar la capacidad y los límites de un movimiento que ha experimentado una importante transformación en las últimas tres décadas. El contexto represivo de los años setenta (en el que el movimiento únicamente podía preocuparse de su propia supervivencia y debía guardar silencio sobre gran parte del dossier represivo de los años de plomo) se suavizó a finales de los ochenta, y la liberalización se consolida en la segunda mitad de los noventa.

Durante este tiempo los grupos pro-derechos humanos se han convertido en interlocutores indispensables en la gestión del campo político-social y esto ha exigido un cambio de objetivos y de estrategia, una ampliación de su radio de acción, y ha planteado nuevos retos: asegurar el recambio generacional más allá de los militantes que los impulsaron, surgidos de la vieja militancia de izquierdas; replantear sus relaciones con las fuerzas políticas o encontrar un espacio autónomo, ahora que la actitud de las autoridades ha cambiado con respecto a ellos. Para evaluar el impacto del movimiento debe analizarse sus orígenes, sobre todo para dilucidar hasta qué punto la génesis de estos movimientos sociales está vinculada con cambios en la sociedad (especialmente con procesos centrados en la ciudadanía y relacionados con la despatrimonialización y construcción de un estado de derecho), o ha sido impulsada por actores político-sociales más externos, como puede ser el propio régimen (instrumentalización del movimiento para afianzar su legitimidad) e incluso actores internacionales (plasmación de la ideología liberal cosmopolita y de la llegada de importante financiación exterior).

En segundo lugar, el estudio del movimiento de derechos humanos permite ofrecer una panorámica general de la evolución experimentada por el campo político marroquí en los últimos años y de la llegada de Mohamed VI al poder. ¿Qué valor debe otorgarse a la década reformista? ¿Qué elementos de cambio y de continuidad se perfilan en el reinado de Mohamed VI con respecto al de su padre? ¿Cómo afecta esto al campo de los derechos civiles y políticos?

Para abordar estos aspectos he dividido la presente obra en dos partes. En la primera de ellas estudio la década reformista y su continuidad tras la llegada del nuevo rey al trono en 1999, intentando abarcar el máximo de factores explicativos posibles del por qué de esas reformas y precisamente en esos años. En un primer capítulo se describe el cambio en el discurso oficial, la institucionalización de la cuestión por parte del régimen y las reformas legislativas introducidas en el ordenamiento marroquí. En el segundo capítulo se describe en qué se concreta esas reformas. Por último, el tercer capítulo describe los años transcurridos desde la llegada al poder de Mohamed VI y qué ha supuesto para el campo de los derechos civiles y políticos y para la democratización en general de Marruecos. Como se verá, su reinado se ha caracterizado hasta el momento por el bloqueo de la esperada, y tantas veces anunciada, transición a la democracia.

La segunda parte de esta obra es su parte central. En ella paso a describir y a analizar las principales asociaciones que representan a la militancia pro derechos humanos. He analizado por separado diferentes tipos de asociaciones dependiendo de las temáticas que abordan y he narrado su evolución a través de sucesivas generaciones. Las temáticas escogidas son: las asociaciones de derechos humanos generalistas (caps. IV y V), las asociaciones de mujeres y feministas (cap. VI) y las asociaciones amazigs (cap VII). Con estas asociaciones no se agota el conjunto del movimiento, pero puede considerarse que conforman su tronco central, estrechamente interconectado.

La labor de recogida y elaboración de los datos incluidos en este libro y de su análisis me ocupó varios años. Para la realización de la investigación tuve la oportunidad de desplazarme a diferentes centros de investigación en un recorrido geográfico que siguió la propia temática del trabajo . En el transcurso de estas estancias realicé una cincuentena de entrevistas que han contribuido de forma importante a la información aquí ofrecida, e incluso a los puntos de vista de este trabajo. Quisiera agradecer la ayuda de éstas personas, sin las cuales sin duda esta obra no hubiera sido posible . Asimismo desearía agradecer a una serie de académicos e investigadores las sugerencias que me hicieron sobre el tema, si bien la responsabilidad última del contenido de esta obra es, naturalmente, sólo mía.

La opción por una materia de alto contenido normativo como es los derechos humanos conllevó toda una serie de dificultades. Una de las más difíciles fue la búsqueda de objetividad. Cuando inicié la lectura en la hemeroteca de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas de París de los relatos que de forma muy fragmentaria presentaban las violaciones de los derechos civiles y políticos cometidas por el régimen marroquí en los años sesenta y setenta, estos materiales me acercaron a un mundo que me impresionó y turbó enormemente. La descripción de las graves transgresiones cometidas con total impunidad representó un descenso a los infiernos terrenales. Ante mi se presentaron escenarios tan siniestros como los barrizales de los campos de confinamiento del Atlas, los laberintos oscuros e insalubres de los calabozos de Dar el Mokri, la muerte en vida de presidios como Tazmamart o Qualat Mguna. Difícilmente se podía salir indemne de una inmersión de tales características. Parte de esta información fue confirmada unos meses más tarde cuando, durante el verano de 1993 y por primera vez en un marco académico, tuve la oportunidad de realizar las primeras entrevistas en Marruecos, que se han ido repitiendo a lo largo de numerosas estancias durante estos años. A partir de aquel momento, y después de la fuerte impresión causada por los relatos recogidos, el intento de ser lo más objetiva posible frente a un tema de tales características no era tarea fácil. No fui totalmente consciente de la dificultad que entrañaba este cometido hasta después de haber finalizado el borrador del capítulo en el que intentaba definir los cambios en la situación de los derechos humanos. Releyendo aquellas páginas tuve que admitir que los hechos descritos no concordaban exactamente con la valoración que hacía de ellos. Manifiestamente me había negado a aceptar que se habían producido cambios significativos en ciertas parcelas, cambios que no tenían únicamente un carácter cosmético. Posteriormente el temor fue el contrario. A medida que seguía avanzando en la investigación, experimenté el temor a verme atrapada por un país y una figura, la de Hasán II, que claramente han ejercido una fascinación sobre numerosos autores y personalidades públicas, tal y como se describe en las páginas de este trabajo. El objetivo de encontrar un justo punto medio entre tentaciones tan opuestas no resultó ni resulta fácil. Los años transcurridos desde la muerte de Hasán II permiten ahora tomar una mayor distancia del objeto de estudio y revisitar las afirmaciones y conclusiones que hice en su momento. Más difícil es evaluar los años transcurridos desde la llegada de Mohamed VI al trono. El éxito del intento lo deberá juzgar el lector.

Pero esta obra va más allá de aquel trabajo presentado ya hace algunos años, tanto en contenido cronológico como temático. En el momento de plantear la revisión de aquella investigación surgieron nuevos interrogantes, nuevos fenómenos, y lo que tenía que ser una actualización se convirtió en una nueva investigación. Ha sido muy interesante revisitar situaciones y personas medio lustro más tarde, volver a entrevistar a aquellos prisioneros políticos que recuperaron su libertad en el cambio de década de los ochenta a los noventa, a miembros de partidos políticos, a militantes de grupos islamistas y feministas, o a integrantes del movimiento amazig. Ha sido interesante ver cómo el paso de los años les ha afectado a ellos y a su visión de la evolución de las cosas. Las precauciones que se debían tomar a principios de los noventa para entrevistarlos, los “topos” enviados por los servicios secretos, las demandas de que no se citaran a las fuentes, han dejado paso a un ambiente más libre. La evolución en el campo de las libertades públicas es patente en la actividad cotidiana del movimiento de derechos humanos. Cada semana se celebran multitud de actos en Rabat y Casablanca: una conferencia sobre la alfabetización jurídica de la mujer, la presentación de una revista amazig o de un nuevo libro autobiográfico de un exprisionero político, o una conferencia internacional organizada por Naciones Unidas sobre la tortura. ¡Resulta difícil escoger entre tanta oferta! Las agendas de los militantes de derechos humanos son ahora, también, muy diferentes. De aquellas largas horas pasadas en las modestas casas de muchos de ellos, que se prolongaban hasta la madrugada, se ha pasado a entrevistas con un horario encorsetado entre una reunión previa y la visita posterior de otro investigador extranjero, interesado también por la cuestión. La amabilidad y disponibilidad siguen siendo la mismas, pero la profesionalización resulta evidente. La situación económica de muchos de ellos es también mejor hoy en día, bien por la consolidación de su perfil profesional, bien por las indemnizaciones otorgadas por el estado marroquí a muchos de ellos como compensación por la represión del pasado. La lectura de la prensa escrita y las declaraciones de los militantes políticos muestra igualmente un lenguaje mucho más osado, un nivel crítico que era desconocido a principios de los noventa. A pesar de todo ello, y como se verá en estas páginas, la estructura de poder no ha cambiado en Marruecos. La liberalización del sistema es evidente, pero también lo son sus límites. Y esto comporta la persistencia de silencios y autocensuras. Quizás el ciclo que se describe en estas páginas puede ser simbolizado por una portada del semanario independiente Le Journal de diciembre de 2003 que bajo la fotografía a todo color y a página completa de un conocido militante de los derechos humanos – que estuvo casi dos décadas en prisión y luego pasó por las principales asociaciones para ocupar actualmente un puesto relevante en un Consejo consultivo real sobre el tema – se pregunta “¿Nos han traicionado?”, refiriéndose a la entrada masiva de militantes de derechos humanos en la administración y en órganos que cooperan estrechamente con las autoridades.

Quizá pueda extrañar el título que encabeza este libro. Hasán II calificó el campo de los derechos humanos con un curioso símil: lo llamó su “jardín secreto”. Qué mejor ilustración que esta inquietante frase, tan cargada de significación, para entender la concepción por el monarca del campo de los derechos humanos. Era su dominio privado. Pero esta concepción se encontró con importantes obstáculos: la mirada crítica que sobre él lanzó una parte de la comunidad internacional - forjadora de un régimen internacional de derechos humanos, todavía en una fase promocional-; y cierta resistencia desde el interior del país, la protesta de una serie de actores políticos y sociales que reivindicaban y reivindican el respeto de los derechos humanos y la democratización del régimen. Era y es el combate por los derechos humanos. Un combate con sus victorias y sus fracasos, sus grandezas y mediocridades, un combate portador de esperanza que ha dejado sus víctimas por el camino pero también sus frutos precarios.


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