OCO
TENÍAN que ver una empresa con otra cuando
comenzó la coincidencia de ambas. Microsoft
se dedicaba al software y Google, a los motores
de busqueda. Cada una seguía una senda
de crecimiento propio que les generaba espectaculares
beneficios. Pero este armisticio económico
se acabó cuando sus caminos se cruzaron.
Que si Microsoft saca Hotmail, que si Google ofrece
una capacidad espectacular para almacenar correo
electrónico, que si Google tiene el mejor
buscador de internet, que si Microsoft saca al
mercado su nuevo buscador... En fin, los motivos
de disputa crecían y, hoy día, ya
se puede hablar de una guerra comercial en toda
regla.
Google, con unas ganancias bursátiles
de ensueño, se aproxima a pasos agigantados
a Microsoft, que mantiene rendimientos económicos
envidiables pero ya empieza a preocuparse por
la amenaza de su nuevo y férreo competidor.
Microsoft lo intenta todo, seguro de sus fuerzas
imperiales. Con su buscador pretende igualar
la capacidad de almacenamiento del de Google,
pero su tecnología no da para mucho.
Google ha conseguido colarse literalmente en
el Internet Explorer de Microsoft con una barra
de útiles, y es difícil atisbar
quién será el valiente que lo
saque de ese rincón.
Google saca su dinero de algo que todos los
directores de periódicos se mueren por
conseguir: la contratación publicitaria.
Y en internet, la publicidad es un mercado en
expansión galáctica. Por su parte,
Microsoft consigue su dinero del software, un
mercado donde las cosas se ponen muy complicadas
y donde hay que ser muy combativo. Linux le
come terreno y Microsoft no puede hacer mucho
por solucionarlo, porque se trata de un producto
gratuito, modificable al gusto y de implantación
creciente en las administraciones públicas.
Algunas cifras quizá describan más
elocuentemente este pulso. Google obtuvo beneficios
netos por valor de 342,8 millones de dólares,
1,19 dólares por acción, durante
el segundo trimestre de este año. En
el mismo período, las ganancias netas
de Microsoft fueron de 3.700 millones de dólares
(3.036 millones de euros).
Pero la disputa ya trasciende el terreno económico.
Así, Microsoft está hasta la narices
de que sus empleados —incluso altos directivos—
migren a Googe. Y la empresa de Bill Gates no
duda en poner demandas por estos temas.
Durante los últimos 15 días,
Microsoft ha denunciado ante los tribunales
americanos a Google y a Kai-Fu Lee, el último
fichaje de Google y ex empleado de Microsoft
en calidad de vicepresidente de la división
de Servicios Interactivos de Microsoft. Este
hombre es experto en reconocimiento de discurso
y fundó el departamento chino de investigación
de Microsoft a finales de los noventa. Antes,
había trabajado para Silcons Graphics
y Apple. En fin, Microsoft ha perdido un hombre
valioso.
Microsoft prohibe a una parte de sus empleados
el cambio a empresas que sean sus competidoras
directas. Y según Microsoft, Lee se ha
saltado a la torera esa cláusula y Google
lo sabía.
De hecho, según una declaración
oficial de la vicepresidenta de Google engineering,
"bajo el liderazgo del Doctor Lee, con
su historial de innovaciones y su pasión
por la tecnología y la investigación,
el centro de I+D de Google China nos capacitará
para desarrollar más productos innovadores
y tecnologías para millones de usuarios
en China y en el mundo entero”. Hablando
en plata, Lee es la pieza clave para conquistar
el gigantesco mercado chino.
Éste es un duelo en la cumbre de dos
gigantes de la tecnología. El próximo
episodio, en tu ordenador.
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