Semana del 9 al 15 de julio de 2001 (Número 7)

LA OFENSIVA TERRORISTA
ETA "celebra" la investidura de Ibarretxe con tres muertos

El martes mató a un policía en Madrid tendiéndole una trampa • El sábado asesinó a José Javier Múgica, concejal de UPN, y a Mikel Uribe, mando de la Ertzaintza

MATÍAS COBO
Una nueva oleada de ataques etarras se cobró, a lo largo de esta semana, la vida de otros tres inocentes. Más mártires, más inocentes que perdieron la vida por la injusta y abyecta voluntad de unos cobardes con pistola. Mientras tanto, los políticos proseguían con su eterno y estéril debate de siempre. Se planteaban si es ahora el momento para convocar un referédum sobre la autodeterminación. ¿Ahora? ¿Con la sangre de los muertos aún impregnando los lugares en los que éstos fueron asesinados? Los límites de depravación de lo humano han sido revasados de forma clara: se habla de solución dialogada cuando a tres personas se les despojó de su derecho supremo con vil arbitrariedad y cobardemente.

Primero acabaron con la vida de un policía al que le tendieron una trampa. Fue un martes, en la víspera de la toma de posesión del reelegido Ibarretxe, cuando Luis Ortiz murió a consecuencia de la explosión de un coche cargado con 40 kilogramos de explosivo.

Pero el azote asesino de ETA aún no había concluido. Aún preparaban nuevos baños de sangre. Y por desgracia, éstos se consumaron. El sábado en el que Juan José Ibarretxe juraba su cargo ante el árbol de Gernika, un edil de UPN, José Javier Múgica, perdía la vida por la explosión de una bomba adosada a los bajos de su furgoneta. Esto ocurrió en la localidad navarra de Leiza, pero ese mismo día, a 20 kilómetros (en Leaburu, dentro de la provincia de Guipúzcoa), también era asesinado Mikel Uribe, mando de la Ertzaintza y militante del sindicato ELA.

No hay visos de que esta situación vaya a cambiar. La estrategia de brutalidad y sinrazón marcada por ETA será la trágica tónica que, presumiblemente, sufrirá España este verano. Otro más. Asimismo, la florida retórica de los políticos será la inútil respuesta que éstos ofrezcan de nuevo.

Tampoco es previsible que vaya a haber diálogo entre el presidente y el lehendakari. ¿Por qué? Porque, al fin y a la postre, ambos hablan en idiomas distintos. Uno dice que la solución pasa por el respeto a la constitución y por la lucha contra ETA. El otro, a su vez, prima el derecho a la autodeterminación frente a cualquier otra medida. Es más, Ibarretxe no cree que pueda haber otra solución que aquella que les conceda la autodeterminación. La cuestión es: ¿a quiénes? A los nacionalistas, expulsando por tanto al vasco que quiere continuar dentro de España. Si de adopta esta solución, está claro que una parte de los vascos será discriminada por otra de igual proporción.


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