CRISIS DE IRAK
por ISAAC BIGIO*
Ironías de la cumbre de la paz
A CUMBRE en las Azores por la paz ha
mostrado ser que se dio para preparar la guerra esta
semana. La razón oficial que se da para ir a la guerra
es la necesidad de destruir los gases venenosos de
Hussein. Sin embargo, éstas le fueron originariamente
proporcionadas a Saddam por las propias potencias que
hoy llaman a desarmarlo y no hicieron nada cuando él
gasificaba civiles iraníes e iraquíes, pues entonces
era su aliado contra la revolución iraní. Si Bagdad
realmente tuviese un fuerte arsenal de armas de
destrucción masivas (incluyendo bombas nucleares),
EEUU no se hubiese atrevido a atacarles (tal como lo
muestra el ejemplo de Corea del Norte).
Irak aduce que eliminó éstas después de 1991, los
inspectores de Naciones Unidas no han encontrado nada
y todos los reportes indican que el ejército iraquí se
encuentra poco armado y fuerte. Precisamente, debido a
que casi no tienen mísiles de largo alcance o muchos
gases, es que se les podrá invadir con menos
dificultades.
La mayor guerra de este milenio se dará bajo la excusa
de desmantelar las armas de destrucción masivas de una
nación a la cual le quedan pocas de ellas. Para lograr
ello se emplearán las mayores armas de destrucción
masivas que haya conocido la humanidad desde las
bombas atómicas contra civiles en Hiroshima y Nagasaki
(1945). La nación que timonea tal ofensiva posee
tantas armas químicas, biológicas y nucleares que una
fracción mínima de ellas bastaría para exterminar a la
raza humana.
La invasión a Irak se dará en nombre de la resolución
1441 de Naciones Unidas aunque ésta no estipula el uso
de la fuerza y el Consejo de Seguridad no la haya
autorizado. En aras de salvaguardar a al comunidad
internacional el binomio anglo-americano iniciará la
guerra mayor que jamás hayan hecho con tantos aliados
suyos en contra. Los principales pilares de EEUU en el
medio oriente (Egipto, Arabais Saudita y Turquía) no
permiten el uso de sus territorios para lanzar ataques
y Pakistán (el mayor aliado en el mundo musulmán) no
ha querido dar el sí en el consejo de seguridad.
Grandes socios de EEUU en la guerra fría (como Francia
y Alemania) se oponen y lo mismo vale para las 2
grandes potencias que previamente avalaron las
incursiones en la primera guerra anti-Irak (1991) o en
Afganistán (2002): Rusia y China.
Tony Blair ha apostado toda su carrera política en
semejante acción. Bush hijo está dispuesto a
sacrificar toda la corriente internacional de simpatía
hacia EEUU post-11 de septiembre, en esta invasión.
Diversos informes sindican que la estrategia sería una
guerra muy rápida y el reportero de la BBC en el norte
de Irak incluso sostiene que la idea es poder tomar
los puntos clave del país en un día.
Este tipo de ofensiva militar sería distinto al
desplegado en la primera guerra del golfo (1991) o el
año pasado en Afganistán. En ambas oportunidades se
ablandó previamente a los ejércitos oponentes con
masivos bombardeos aéreos sin que se arriesgara a la
infantería. De realizarse esta nueva estrategia ello
implicaría lanzar rápidamente a las tropas ocupantes
pudiendo producir mayores bajas dentro de ellas y por
ende crear susceptibilidades en sus familiares y la
opinión pública occidental.
Desde el fin de la guerra fría todas las guerras que
ha librado el vencedor de ésta han sido tratando de
evitar basarse en fuerzas de ocupación que combatan
directamente con el enemigo dentro de sus principales
bastiones. En Kosovo los anglo-americanos entraron
contando con simpatía dentro del 90% de su población
(los albaneses). En Afganistán el Pentágono rehuyó el
combate frontal terrestre, el mismo que se lo dejó a
sus aliados afganos.
Ahora que quieren entrar a Irak no tendrán a su lado
soldados de países vecinos. Washington espera que el
uso de tremendas bombas y el hecho que supuestamente
el ejército iraquí colapse, pudiera ayudar a un veloz
avance, el mismo que podría ser bienvenido por la
población.
El problema es que Hussein se apresta a atrincherarse
en urbes claves siguiendo la escuela de Stalingrado.
Imágenes de bombas inteligentes dando en blancos
civiles podrán enardecer a poblaciones occidentales y
musulmanas. Resistiendo semanas podría volcar a la
opinión pública occidental. Si provocara a Israel con
mísiles obligándolo a entrar podría galvanizar al
mundo musulmán en su favor. Nadie sabe que tipo de
gases pueda él tener y cómo podría utilizarlos. Lo
cierto es que si la victoria no se produce pronto y
con poca sangre la ironía de esta guerra tan irónica
podría ser que al querer deponer a Hussein, pudiesen
acabar cayendo algunos de los distintos gobiernos
atacantes.
*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.
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