CRISIS DE IRAK
por ISAAC BIGIO*
El riesgo de Bush, Blair y Aznar
STADOS UNIDOS y el Reino Unido han debido
retroceder de su inicial intento de conseguir una
resolución a favor de la guerra en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas y en el ultimátum a
Hussein para este lunes 17.
La única superpotencia que sobrevive en el mundo se ha
visto incapacitada de conseguir una mayoría en el
Consejo de Seguridad o de evitar el veto franco-ruso.
Jack Straw, canciller británico, acusa a Chirac de
haber acelerado la opción militar al lanzar un veto
contra cualquier salida bélica. Su homónimo francés
retruca que ninguna de las 6 naciones oscilantes en el
Consejo de seguridad se ha inclinado a votar con
Washington debido a que el informe de los inspectores
ha mostrado que se están logrando progresos en el
desarme sin tener que recurrir a la guerra.
Washington tiene dos salidas. Una es la de buscar un
compromiso tal cual le han pedido París y la oposición
demócrata norteamericana, incluyendo los
ex-presidentes Clinton y Carter. La otra es iniciar la
guerra en los próximos días sin esperar una nueva
resolución de las Naciones Unidas. Es mas, atreverse a
proponer una que plantee la intervención y les
conduzca a la derrota seria algo más contraproducente.
El sendero militar es el que Bush ha planteado como el
más posible. El riesgo es que puede producir el mayor
quiebre de alianzas que haya tenido JUL. en por lo
menos medio siglo y crearía una zanja con las cuatro
grandes potencias continentales euroasiáticas
(Francia, Alemania, Rusia y China) y se pondría en
jaque la autoridad o el futuro de las Naciones Unidas.
También podría generar atentados en Occidente, pero lo
más significativo sería una ola de protestas masivas
que sobrepasarían a las del 15 de febrero, el día en
que más de diez millones se manifestaron
simultáneamente contra la guerra en cientos de
ciudades de todo el planeta y que ha sido la mayor
marcha de la historia. Algunos de sus principales
soportes, como Tony Blair (primer ministro de Gran
Bretaña), podrían caer como consecuencia de una
rebelión popular o parlamentaria.
Si Estados Unidos corre militarmente solo apuntalado
por el Reino Unido, el objetivo sería ir hacia una
guerra total, rápida y con pocas bajas. De lograrse
ello, Blair y Bush pueden presentar el probable éxito
de tomar dicho riesgo y además mostrar a la opinión
interna e internacional que las tropas
anglo-norteamericanas son el gendarme del planeta, por
encima de las Naciones Unidas.
También podrían garantizar la mayor parte del control
del principal recurso energético del planeta (el
petróleo) y reorganizar el Medio Oriente de acuerdo
con sus intereses. Irak se encuentra en medio de la
principal cuenca de oro negro del viejo mundo (el
Golfo Pérsico) y entre este y el segundo yacimiento
(Mar Caspio). Controlando Bagdad, se podría presionar
para liberalizar Arabia Saudita, 'moderar' Irán y
recambiar la dirección palestina de Arafat.
La reunión en las Azores de los 3 mandatarios de EEUU,
España y Reino Unido tiene como objetivo examinar si
las condiciones están reunidas para desencadenar la
ofensiva militar. Bush es consciente de la fragilidad
de Blair y de la necesidad de evitar aislamientos o
más rencillas con otros países. El premier británico
se encuentra lidiando con la mayor rebelión
parlamentaria que haya tenido una bancada oficialista
británica en la historia. Blair sabe que al declarar
la guerra varios de sus ministros, incluyendo Robin
Cook -jefe de los comunes y ex ministro de relaciones
exteriores- renunciarían y que entre 160 y 200 de los
410 parlamentarios laboristas se sublevarían.
Para tratar de amortiguar ello y las susceptibilidades
en los países islámicos Bush ha declarado que una
prioridad personal suya es aprobar un plan para la
pronta formación de un estado palestino. Este, aunque
tendría menos territorios y poder del anhelado por los
palestinos, trataría de calmar la situación en el
principal foco de tensión del medio oriente.
Pese a su rechazo a avalar la guerra, la chancillería
gala le ha recordado a EEUU que una cosa es ganar la
batalla armada y la otra es reconstruir Irak y la
estabilidad en la zona. De allí que, si bien ellos
pueden pasar por encima de Naciones Unidas para tomar
Bagdad, necesitaran de ella y del concurso de Francia
y las demás potencias para viabilizar el orden como en
Afganistán o Kosovo.
La jugada de Bush-Blair-Aznar de ir a una guerra sin
una resolución de Naciones Unidas es riesgosa. Podrá
ser declarada ilegal y muchos buscaran poner a los
atacantes ante la nueva corte penal internacional
recientemente inaugurada. Los atacantes confían en que
la tremenda superioridad tecnológica propine una
pronta derrota sadamista. Sin embargo, si Bagdad u
otras ciudades resisten aunque de manera inferior a
Stalingrado y si se produce una ola de protestas en el
medio oriente y en occidente, existe la posibilidad
que el tiro salga por la culata.
La nueva guerra tendrá varias paradojas. Se produce
para desarmar algunas armas de destrucción masiva que
inicialmente occidente ayudo a Hussein para tenerlas,
pero se dará utilizando las mayores armas no nucleares
de destrucción masivas que la humanidad haya visto.
Bajo el intento de deponer a Hussein se corre el
riesgo que algunos de los atacantes, como Blair,
acaben destituidos. Tras la idea de reforzar el nuevo
orden mundial 'anti-terrorista' se esta quebrando a
Naciones Unidas y a la OTAN y se podrán dar alicientes
para nuevos actos de terror.
*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.
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