por JOSÉ REPISO MOYANO*
El Gobierno español y la guerra de Irak
L GOBIERNO de España ha sido un colaborador en la decisión de la guerra;
rompió su neutralidad desde que se inclinó por apoyar a los países
intervencionistas; no se puso en manos exclusivamente de la ONU o de la
opinión popular; no ha consentido el consenso de la ONU; no se ha dejado
determinar por una tendencia prioritariamente pacifista; ha estado y está
ahora mismo ayudando logísticamente y "humanitariamente" dentro y acorde a
los objetivos anglo-americanos, por tanto participando en los propósitos
belicistas; ha permitido la utilización, en su territorio, de las bases
aéreas "norteamericanas" para este conflicto; se ha aislado, desde el principio, de la postura
multilateral defendida por la mayoría de los países; ha acordado y aceptado,
en reuniones prebélicas, el procedimiento de la intervención militar; ha
tenido como "seguro", sin probarlo, que Iraq tiene armas químicas; no se ha
unido a alguna manifestación en contra de la guerra; ha persistido en
solitario -contra todos los partidos de la oposición- por conducirse hacia
la crispación; ha denostado con el maniqueísmo -desde una posición de
responsabilidad de poder gobernativo- de que el que estaba en contra de él
estaba a favor del dictador; ha desvirtuado el concepto "humanitario" al guiarlo al marco del
horror de una guerra en vez de inclinarse por la diplomacia y el consenso
internacional, y al emparentarlo con el de "guerra preventiva" -algo que no
tiene sensatez-; ha propiciado, sin restricciones, la permeabilidad de la
unión europea ante los intereses de ajuste de cuentas -que se veían venir-
de la política de Bush.
En definitiva, la política de Aznar ha metido hasta el cuello a un país al
que todavía - quizás lo haga dentro de 20 años - no le ha aclarado nada.
Esto es lo que hay.
*José Repiso Moyano es escritor.
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