L DIARIO Le Monde publicó el 9 de mayo un minucioso estudio donde calcula los resultados de las elecciones parlamentarias que se darán en Francia el 9 y 16 de junio. Basándose en los resultados de las dos vueltas presidenciales este prestigioso diario parisino concluye que la izquierda obtendría 297 legisladores, la derecha 276 y el Frente Nacional 2. En dicho caso una coalición timoneada por los socialistas podría dominar al parlamento y obligar al presidente Jackes Chirac a nombrar un nuevo primer ministro que pudiese reflotar un gobierno de la alianza entre socialdemócratas, comunistas y verdes.

Ciertamente que ese no es el único escenario posible. Hay otras encuestas que preven una mayoría parlamentaria para la derecha.

Muchos pronósticos apuntan a que en la primera ronda de las parlamentarias del 9 de junio el Frente Nacional quedará entre uno de los finalistas en dos de cada cinco circunscripciones electorales. Para la segunda vuelta parlamentaria del 16 de junio el grueso de la izquierda volvería a votar por candidatos de derecha contra los lepenistas, pero no se podría garantizar que un amplio contingente de electores de la derecha prefieran votar por la izquierda contra la ultra-derecha. Tampoco se podría precisar completamente por quien votarían los electores lepenistas en la segunda vuelta si tuviesen que optar entre finalistas de centro-derecha o de izquierda. En las presidenciales pasadas de 1995 un millón de votos lepenistas fueron a dar al socialista Juspin en la segunda vuelta.

Los socialistas han decidido adoptar un programa mas izquierdistas a fin de recuperar cierto perfil y distanciarse de Chirac con el animo de movilizar a su base social, debilitar el crecimiento de los trotskistas y evitar el abstencionismo.

Sin embargo, si el pronóstico de Le Monde se cumple entraríamos a un nuevo giro. Primero Le Pen humilla a los socialistas sacándolos de la carrera presidnecial y de esta forma favoreciendo a Chirac. Después Chirac margina a la ultra-derecha con una mayoría de votos proporcionada por la izquierda. Al final los socialistas vuelven al gobierno para revitalizar la cohabitación con la derecha, algo que desprestigió a ambas fuerzas y alimentó al lepenismo.