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 Jueves, 4 de julio de 2002

por ISAAC BIGIO*
El fenómeno Evo Morales

OS ÚLTIMOS resultados oficiales de la Corte Electoral boliviana muestran que contabilizando el 86% de las ánforas Evo Morales Ayma, líder cocalero del Movimiento Al Socialismo, estaría pasando a segundo puesto obteniendo el 21.18% mientras que el expresidente Sánchez de Lozada mínimamente le aventaja obteniendo el 21.66%.

Morales, aunque no llegue al primer puesto y pese a que no tiene ninguna chance para ser ungido presidente, se ha convertido en el ganador de las elecciones bolivianas así como en un nuevo factor que influirá sobre el resto de Sudamérica.

El embajador estadounidense Rocha ha declarado que su país romperá toda ayuda a Bolivia si llegase al poder un movimiento que plantee la libre producción y comercialización de la coca. Sus declaraciones no hicieron mas que potenciar la candidatura 'anti-imperialista' que se mostraba como defensora de la 'soberanía nacional'.

Sin embargo, el veto norteamericano contra el MAS se mantiene y estaría siendo compartido por los otros 2 candidatos que están encabezando este virtual triple empate: Sánchez y Manfred Reyes Villa.

Las reacciones ante el MAS son de las más diversas. Por una parte produce el rechazo entre quienes han propiciado el nuevo modelo monetarista lanzado por Sánchez en 1985, pero por otro produce reflexiones en otros sectores. Por ejemplo, para el Roberto Mustafá , vicepresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), la significativa presencia del Movimiento al Socialismo (MAS) en el Parlamento se traducirá en mayor estabilidad social, porque "las fuerzas sociales que hacían su lucha en las calles y los caminos han optado por la vía democrática lo que nos parece altamente positivo".

Morales levanta un discurso de frontal confrontación contra el actual sistema imperante. Para él hay que derogar el Plan 21060 implementado desde Agosto 1985, el cual liberalizó los precios, abrió el mercado y sirvió de base para las privatizaciones. Morales quiere que las empresas privatizadas vuelvan a la administración pública y que se acaben las políticas de erradicación forzosa del cultivo de la hoja de coca para permitir que este producto, de cuya producción viven 35,000 familias y otras decenas de miles más se benefician, sea legalizado e industrializado.

La Nueva Fuerza Republicana de Reyes Villa quisiera logra que el MAS le apoye para llegar a la presidencia, pero más proclive estaría dispuesta a entenderse con el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Sánchez en caso de tener que dirimir entre el expresidente y el lider cocalero izquierdista.

El MAS sindica a Reyes de haber estado con la 'narco-dictadura' de 1980-82, en la cual su padre fue ministro, por sus lazos con la secta coreana Moon y por su rol en la exitosa lucha contra la privatización del agua en Cochabamba, donde él como alcalde solía ponerse del lado de fuerzas del orden.

Reyes quisiera llegar a un acuerdo con el MAS en base a proponer medidas a favor de la pluri-culturalidad con las nacionalidades indias y por una nueva asamblea constituyente, a la cual el MNR no quisiera convocar. Sin embargo, Reyes no está dispuesto a aceptar el programa social del MAS y él mismo estuvo co-gobernando con el general Hugo Bánzer, a quien Morales considera como sinónimo de tiranía, hambruna y vendepatria.

Dentro de la izquierda el MAS es cuestionado por algunos sectores. El Movimiento Indio Pachacuti del 'Mallku' Quispe, jefe de la confederación campesina, quien obtuvo el 15% de los votos en el departamento de La Paz, sostiene que el MAS es parte de la vieja 'derechizquierda'. Mientras el MAS quiere reformar la república boliviana, el MIP llama a destruirla para volver al Kollasuyo y a un sistema de economía rural y autosuficiente basada en comunidades igualitarias (ayllus).

Tanto Quispe como Morales, pese a reinvindicar al marxismo, no utilizan un discurso de lucha de clases. El primero habla de defender a los indios contra el dominio de los blancoides y mestizos, y el segundo pide la unidad del pueblo contra el sistema imperante.

En Bolivia la izquierda y los sindicatos han estado tradicionalmente influidas por el trotskismo. Para esta corriente el MAS y el MIP representa a la pequeña burguesía campesina que intenta subordinar a la clase obrera y que acabará repitiendo la experiencia de los otros movimientos (MNR, MBL y MIR) reintegrándose al sistema y a la órbita estadounidense. Para ellos las organizaciones obreras deberían hacer causa común con estos movimientos campesinos frente a la burguesía pero mantener su independencia y desconfizana hacia quienes tildan de reformistas y enemigos de la dictadura del proletariado.

El MAS es un fenómeno contradictorio. Por una parte reinvindica al Ché Guevara y entre sus dirigentes cuenta con uno de los viejos guerrilleros (Peredo), pero por otra parte postula que se puede transformar constitucionalmente al país sin necesidad de ir hacia una guerra civil.

La historia del MAS es sumamente paradójica. A nivel internacional la sigla 'Movimiento Al Socialismo' primero fue utilizada por una disidencia del Partido Comunista Venezolano, el cual acabó formando un partido socialdemocratizante. Después fue retomada en Argentina por la principal internacional trotskista latinoamericana. En 1987 fue adquirida por la fracción de Añez Pedrasa de la Falnaga Socialista Boliviana.

La Falange, fundada en 1937, fue tradicionalmente el partido que formó cuadros de choque contra los 'rojos' y estuvo implicada en varios golpes anti-izquierdistas. El ala de Añez ingresó a la Izquierda Unida y se hacía llamar MAS-Unzaguista, en referencia a Unzaga de la Vega, el caudillo del fascismo altiplánico que fue asesinado en 1959 al fracasar en un golpe contra el MNR.

El MAS aún lleva como su emblema los colores azules del falangismo. Esta sigla fue tomada por un grupo de dirigentes cocaleros que requerían de participar en las elecciones. Entre sus líderes está el abogado Morales Dávila y el exdirigente minero Filemón Escóbar, quien rompió con el trotskismo para postular que las organizaciones laborales deberían cogobernar con partidos democráticos moderados.

El tremendo aluvión electoral a favor del MAS y, en menor medida del MIP, está llevando a que un cuarto de los votos y del parlamento recaiga en manos de partidos campesinos. Nunca antes en la historia andina partidos de dicha clase rural habrían llegado tan lejos. Ciertamente hay quienes digan que durante la dictadura de Barrientos hubieron decenas de dipuatados campesinos, pero éstos no jugaban ningún rol autónomo.

La base social de Morales es heterogénea. Los campesinos por una parte son hostiles a un sistema que ellos perciben como racista, que reprime la coca (que unos producen y otros consumen a diario), que marginaliza su cultura, y que no les permite salir de la pobreza. Por otra parte, ellos aspiran a mejorar sus pequeñas propiedades privadas y algunos quisieran convertirse en empresarios con más capital, acceso al crédito, y con mejores formas de comercialización y transporte.

En Bolivia el MNR se viabilizó en 1952-64 gracias a la reforma agraria que hizo y al apoyo campesino. Luego las juntas militares de 1964 a 1982 siempre buscaron mantenerse en base al pacto militar-campesino. Hoy parecería que los campesinos quisieran tener sus propios partidos propios.

La izquierda que resurge en Bolivia ya no se > estaría apoyando en los sindicatos obreros (su vieja base social) sino en esta clase mayoritaria. Para los marxistas ortodoxos esto implicaría que la izquierda se estaría convirtiendo en partidaria de diversas formas de la propiedad privada renegando de su ideal de socializar los medios de producción. Para los promovedores de la democracia del mercado esta evolución facilitaría la integración campesina al sistema ayudando a que ésta se vaya tornando más abierto a los reclamos de las marginadas nacionalidades indias.

Lo más probable es que los partidos campesinos no formen parte del nuevo ejecutivo y que desde la oposición traten de combinar la presión parlamentaria con diversas movilizaciones de gente descontenta. En un futuro el MAS apuntaría a re-editar gobiernos populistas de izquierda como los que se dieron en Bolivia en 1952-56, 1970-71 y 1982-85.

El ascenso de la izquierda boliviana tendrá un impacto en los comicios brasileros donde el Partido de los Trabajadores veiene encabezando las encuestas, así como en Argentina y Perú donde hay un creciente malestar social o en el Ecuador, donde han venido surgiendo numerosos movimientos indios.


*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE).

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