A NUEVA administración de George Bush hijo se ha basado en hacer una guerra contra los talibanes y Bin Laden, y ahora en preparar una nueva contra Hussein. Estas fuerzas autoritarias en el Asia musulmana occidental se han convertido en el principal enemigo que tiene el mandatario estadounidense y que éste utiliza para lograr mayor popularidad interna y mayor poderío internacional.

Bush ha tratado de ligar a estos tres con el 11 de septiembre. En el caso de Bin Laden los lazos son saltantes y por añadidura se expandían al régimen afgano que le cobijaba. Sin embargo, no hay como probar las vinculaciones con Hussein. Ninguno de los 19 aeropiratas que asesinaron a 3,000 norteamericanos en esa fecha fueron irakíes. Bin Laden y Hussein han sido tradicionales enemigos.

El partido de Saddam (Baath) lideró una revolución republicana con retórica nacionalista, socialista y secular. Bin Laden, en cambio, quiere un gran califato teocrático pan-musulmán y la implantación de un estricto código religioso. Mientras Irak llegó a ser uno de los países árabes con menores restricciones a las mujeres y menor fuerza para el clero, los talibanes realizaron el experimento musulmán más confesional y anti-emancipación del sexo femenino.

Hussein llegó a ser amigo de la Unión Soviética, contra la cual Al Qaeda fue creada para generar la guerra santa afgana. Cuando Saddam invadió Kuwait en 1991, Bin Laden llamó a oponerse y se ofreció como voluntario para organizar un ejército saudita contra el invasor. El jefe de Al Qaeda salía en defensa de las petro-monarquías oscurantistas que se veían amenazadas por un 'infiel' que en una época habló de socialismo. Bin Laden cambió de parecer cuando los sauditas prefirieron llamar a los EEUU a defenderlos. Para él ésto quitaba la oportunidad de hacer una guerra santa religiosa y transformaba a las casas reales de la península arábiga en quienes abrían la tierra de los lugares santos a los impíos occidentales.

Hussein no tuvo lazos con el gobierno talibán ni con Bin laden. Tampoco envió armas o dinero para defenderlos.

Algo que Hussein, Bin Laden y los talibanes tienen en común es que ambos fueron inicialmente patrocinados por los EEUU. Saddam fue apuntalado y armado por las potencias occidentales quienes le usaron para atacar al Irán post-Shá que estaba sacudido por una revolución. Las armas de destrucción masiva que la dictadura irakí utilizó contra sus propia población, y contra las minorías kurda, los chiítas y los iraníes, fueron proporcionadas por fuerzas de la OTAN. Cuando en los ochentas Hussein masacraba cientos de miles de personas, Washington no lo denunciaba. Es mas, la casa Blanca daba la espalda a las oposiciones pro-democracia o pro-derechos de las minorías irakíes.

Bin Laden también fue un protegido de la CIA. Cuando los EEUU se vieron en la necesidad de organizar a la 'contra' afgana contra la invasión soviética en Afganistán (1979-92), buscaron un personaje de la casa real del país de los dos recintos sagrados del Islam. Como ningún miembro de la familia real saudita quiso ir a Afganistán, lo más cerca que consiguieron fue a Bin Laden, un millonario del entorno palaciego.

Osama llegó a Afganistán y afianzó Al Qaeda (la base) como una red de guerreros islamistas anti-soviéticos, gracias al apoyo logístico norteamericano. Reagan y Bush padre consideraban a los fanáticos religiosos afganos y a Bin Laden como 'combatientes por la libertad'.

Los talibanes también inicialmente fueron bien vistos por Washington. Es mas, éstos fueron armados y asesorados por los servicios de inteligencia pakistaníes (ISI) y el dinero de las petromonarquías árabes, ambos aliados centrales de EEUU en la región. La multinacional petrolera norteamericana UNOCAL y diversos diplomáticos estadounidenses vieron con mucha simpatía el avance de los talibanes quienes ponían orden y prometían hacer una dictadura teocrática, oscurantista y pro-occidental como la de sus padrinos sauditas.

Algo que también Hussein, Bin Laden y los talibanes tienen en común es que los tres se convirtieron en una suerte de Frankestein para los propios EEUU. Estos se transformaron en mountruos que entraron en conflicto contra su mentor.

Los EEUU ha invertido miles de millones en guerras contra estos tres 'ejes del mal'. Antes invertió otras millonadas en crearlos o armarlos. Sumas que pudieron ser utilizadas en una guerra contra la pobreza han sido empleadas primero para crear tiranos y luego para buscar erradicar sus propias creaciones.

Pese a toda su hostilidad actual contra Hussein, Bin Laden y Mula Omar, lo cierto es que EEUU no está buscando ir a las raíces de las causas que han generado a esos mountruos. Una de ellas ha sido la de impulsar guerreros sin piedad allí donde les hubierse servido a su juego geo-político. La otra es la de mantener las condiciones sociales de pobreza y opresión que permiten un constante desencanto dentro de los pueblos islámicos, el mismo que tiende a ser canalizado por este tipo de personajes.