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 Martes, 18 de marzo de 2003

CRISIS DE IRAK
por ISAAC BIGIO*
Naciones Desunidas, División Europea, Estados Desunidos, Reino Dividido

NTES DE estallar la inminente guerra contra Irak las primeras bajas han sido varios organismos internacionales así como las esperanzas de amplios sectores de la opinión pública occidental en varios de sus gobiernos.

A Naciones Unidas se le presionó para que organizase colectivamente la liquidación de armas de destrucción masivas de Irak, y luego para que ordenase oficialmente el ataque. Bush se vio obligado a transitar por dicha vía para conseguir el aval de su principal aliado (Reino Unido). Al final se demostró que entre la administración Bush y la Unión Europea hay una fuerte diferencia de cómo enfocar las relaciones internacionales. Quien detenta un virtual monopolio de las mayores armas concibe que tiene la capacidad y la necesidad de utilizar la fuerza para solucionar los problemas, mientras que las desgastadas potencias europeas apuestan a las coordinaciones multi-laterales.

Las potencias anglo-americanas han decido ir a la guerra habiendo ganado sólo 2 de los 13 votos restantes del consejo de seguridad. Al principal organismo internacional de países se le imputa de inoperante e irrelevante. La actual es la primera vez en la cual la mayoría de los miembros permanentes del consejo de seguridad y varios aliados históricos de EU (como Alemania, Francia, Grecia o Bélgica) abiertamente rechazan una acción bélica norteamericana.

Si la guerra afgana resultó de la mayor coalición de países hecha en la historia, la actual guerra iraquí será comandada por la menor alianza y la mayor oposición que hayan tenido el eje anglo-americano.

Naciones Unidas se encuentra en un impasse. El fin de la bipolaridad le ha herido profundamente y ahora está entre la presión de su mayoría que quiere un organismo que solucione cooperativamente los problemas, y los EU que apuntan a que sea un organismo auxiliar.

La actual guerra es una forma indirecta de batallar contra la Unión Europea. Cuando ésta se amplía haciendo que suba de 15 a 25 miembros y su coro central va teniendo una moneda única, se echa abajo todas las pretensiones de ir hacia una política exterior común. Mientras el grueso de sus miembros fundadores apuesta por la presión diplomática y por un mundo multi-polar, lo que EEUU llama la ‘nueva Europa’ (los países que entraron tarde a ésta) apunta a buscar potenciarse siguiendo a la hiper-potencia.

Esta guerra viene causando profundas divisiones dentro de los EEUU y Gran Bretaña. Antiguos presidentes y secretarios de pasadas administraciones demócratas conciben que ir a una guerra es hoy prematuro. El unilateralismo preventivo puede poner en riesgo políticas de alianza tan elaboradamente tejidas desde hace medio siglo y minar pactos como la OTAN. Los demócratas hubiesen preferido seguir la pauta de los inspectores para desarmar a Hussein. Los halcones de Bush, en cambio, quieren mostrar un nuevo orden mundial en el cual la ‘unica super-potencia que queda tiene plenas libertades para inmiscuirse en otros lugares y velar por su seguridad.

Una leve mayoría de la opinión pública podría respaldar a Bush para ir a una invasión sin venia de la ONU, pero en Gran Bretaña, España, Italia y otros aliados europeos de Bush, la gran mayoría se opone a ello. Blair, el principal soporte internacional de Bush, debe mandar sus tropas contra su inicial promesa de sólo hacerlo en caso de tener una resolución favorable de Naciones Unidas y con una fuerte oposición popular así como dentro de su partido. Las tropas británicas no tienen una moral tan alta sabiendo que el grueso de sus compatriotas no secunda su accionar.

Colin Powell acusa a Saddam de haber promovido dicha división. Sin embargo, un dictador desprestigiado en el medio oriente no tiene tal poder. Lo que produce tales divisiones es la nueva estrategia de Washington de querer imponer unilateralmente su poderío militar como forma de ir solucionando problemas en el mundo. La mayor división que amenaza con causar es aquellas entre gobernantes y gobernados en occidente. El 15 de febrero se produjo la mayor marcha multinacional simultánea de la historia: más de 10 millones salieron a las calles contra la guerra.

Sea cual sea el resultado de la guerra habrán quedado dañadas una serie de organismos internacionales así como las relaciones internas entre los países occidentales.


*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.

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