Ir a portada
Edición impresa Deportes Portadas impresas Nuestras firmas Opinión Colaboraciones
 Previsión
 Hemeroteca
 Consulte todos
 los números
 de la edición
 impresa
 Participación
 Foros
 Debates
 Encuestas
 Chat
 Servicios
 Sms gratis
 Televisión
 Callejero
 Cartelera
 Diccionarios
 Dicciona. RAE
 Traductor
 El tiempo (mapa)
 De hoy
 De mañana
 Escríbanos
 elojocritico@
 lobaton.com


 Miércoles, 19 de marzo de 2003

CRISIS DE IRAK
por ISAAC BIGIO*
La tercera vía en el sendero de Bush

ACE 6 años Tony Blair logró propinar una de las mayores derrotas electorales del conservadurismo británico. Si Thatcher fue la autora del modelo neo-liberal de privatizaciones en el ámbito mundial, Blair presentaba su nuevo sistema. La ‘tercera vía’ empezó a ponerse de moda. En algún momento desde el presidente Clinton de EEUU hasta la mayor parte de los gobiernos de la Unión Europea se reclamaron de ésta. En Sudamérica desde Cardoso en Brasil hasta Toledo en Perú planteaban una ‘tercera vía’ adaptada a sus propias realidades.

El principal teórico de dicha tesis es el profesor Tony Giddens quien, desde el rectorado de la London School of Economics, se valió de ésta para organizar una corriente global en función de una posición intermedia entre el neo-liberalismo y el proteccionismo estatal. La tesis de la ‘tercera vía’ era que se debía buscar una salida entre el modelo monetarista de plena apertura a los capitales privados y el keynesiano de significativa intervención estatal en la economía y de impulso a los beneficios sociales y al poder adquisitivo de la población para reactivar al mercado.

Para Blair esto implicaba refundar al laborismo. El Nuevo Laborismo debería considerar que la inicial ruptura con el tronco liberal del cual provino en 1900 fue u error histórico, y que lo que se necesitaba era ‘modernizar’ al partido a fin que se adaptara a varias recetas impuestas por la administración de Thatcher al tiempo que se promovían democratizar las estructuras centralistas del Reino Unido.

Los socialdemócratas tradicionales veían que sus respectivos partidos empezaban a sacrificar algunas de las conquistas por las que tanto habían bregado. En Gran Bretaña sólo unas decenas de parlamentarios laboristas votaron contra la disminución de los beneficios a las madres solteras y a los discapacitados así como en el intento de confinar a los solicitantes de asilo a campos especiales con escuelas separadas para niños. El antiguo laborismo que nacionalizó los ferrocarriles, las minas y muchos servicios en los 1940s, cuando volvía al poder no sólo que abandonaba su anterior planteo de re-nacionalizar esos servicios, sino que ha empezar a privatizar el metro.

El Nuevo Laborismo ya no buscaba ser el partido fundado por los sindicatos y basado en ellos en oposición al partidos de las grandes fortunas (los conservadores). Con Blair el partido va relegando a los sindicatos y transformándose en vocero de sectores medios y empresariales. Para muchos inversionistas el Nuevo Laborismo es mejor que los viejos tories quienes no quieren el euro y la integración económica europea.

La dupla Blair-Clinton en política externa implicaba el intervensionismo militar aduciendo causas humanitarias pero buscando poner a las Naciones Unidas como un árbitro multi-polar.

Al entrar a esta década la ‘tercera vía’ empezó a ser desfasada del poder. En la mayor parte de países europeos la derecha desplazó a los gobiernos socialdemócratas y en EEUU la derecha republicana se impuso. Para muchos socialistas la razón del retroceso de sus partidos se debía a que mucho se habían aproximado al lenguaje y posiciones de la derecha a costa de enajenar a sus bases laborales y a los inmigrantes, y por ende la salida era marcar una mayor diferenciación con los conservadores. En Brasil el mayor gobierno de la tercera vía en el hemisferio sur fue remplazado por una izquierda renovada. Para Giddens estos retrocesos se debían a que no se habían adaptado lo suficiente a los nuevos virajes que había que hacer. Blair mostraba el camino tomando en cuenta la necesidad de restringir a los refugiados, recortar subsidios y dar impulso a la inversión privada.

Cuando los demócratas estadounidenses fueron remplazados por los republicanos, Blair no pudo dejar de continuar la vieja política de estrecha alianza con Washington. Su visión era que el dúo dinámico Londres-Washington sería el guardián de la democracia liberal global. En este equipo EEUU pondría el grueso de la fuerza mientras Reino Unido sería el puente hacia Europa y otros países, así como el país que moderase a Bus y le hiciera ver la necesidad de ir por la vía de Naciones Unidas y dar paso a un estado palestino.

La crisis iraquí ha mostrado que Blair en vez de moderar a Bush ha terminado siguiéndole. La tercera vía entre el unilateralismo intervensionista preventivo y la parálisis multi-polar no se ha dado. Blair rechazó propuestas como la chilena o la de los 6 países conciliadores para encontrar una fórmula de transacción y al final desechó su pregonada segunda resolución de Naciones Unidas. La amenaza de la Casa Blanca de ir solos a la guerra sin Londres produjo una fuerte presión y Blair se negó a seguir los consejos de varios de sus camaradas para encontrar en ello una salida que justifique el retiro de sus tropas.

Blair ha decidido convertirse en el principal paladín del sendero de Bush y de su política internacional que se resume en la idea que la única hiper-potencia en compañía de sus aliados está en la obligación de entrar en una serie de rincones del globo para ir limpiando al mundo de ‘terroristas’ y tiranías. El planteo de un mundo multi-popular salvaguardado por acuerdos entre diversas potencias y Naciones Unidas debe ser remplazado por uno en el cual Washington y tras él, Londres, debe imponer el nuevo orden liberal.

La tercera vía se viene descarrilando al igual que muchos de los trenes británicos que se han venido chocando cuando han pasado a las nuevas administraciones privadas. Ir a una guerra sin Naciones Unidas y apoyo popular y tras la derecha republicana es algo que causa estupor en muchas bases y parlamentarios laboristas. Robin Cook quiere encabezar dicha rebelión así como recientemente dirigió la propuesta de hacer que el grueso de la cámara de los lores sea electo, algo que Blair retiró. Para muchos activistas del partido el laborismo se está distanciando demasiado de sus propuestas originales.

Los bomberos en huelga son respaldados por la central única laboral (TUC), quien quitó su respaldo a la huelga minera que se enfrentó a Thatcher (1984-85). Muchos laboristas se oponen a la nueva posición de abrir paso a la autonomía a los hospitales para que puedan semi-privatizarse.

La ‘tercera vía’ ha empujado al nuevo laborismo a estar a la derecha de fuerzas que tradicionalmente estuvieron en el centro: los liberales y los partidos nacionalistas de Gales y Escocia.

Algo paradójico acontece con los liberal-demócratas. A inicios del siglo pasado los sindicatos rompieron con los liberales acusándoles de amparar a los capitalistas y así surgió el laborismo. A mediados de los 1980s el ala derecha del laborismo, timoneada por David Owen, rompió con el partido acusándolo de no moderarse. El nuevo partido Social Demócrata acabó fusionándose con los liberales para fundar el nuevo partido liberal-demócrata.

Una de las piezas claves en el triunfo electoral del 2001 fue la alianza bajo tienda pactada con los liberales. En aquellas circunscripciones electorales donde alguno de ellos tenía la chance de derrotar a los conservadores, el otro partido dejaba de hacer campaña. De esta manera los liberales consiguieron el récord de sobrepasar el número de 50 parlamentarios, los laboristas volvieron a sacar más de 400 parlamentarios y los tories repitieron un desastre electoral reduciéndose a menos del 30% de la cámara de los comunes.

Blair pregonaba que la nueva entente liberal-laboral debería arrinconar a los tories e incluso anhelaba dividir a éstos entre modernizadores pro-euro y patriotas anti-euro. Argumentaba que la tragedia del siglo XX fue la división entre liberales y laboristas lo cual permitió una centuria conservadora. Blair incluso coqueteaba con la idea liberal de introducir la representación proporcional para sí romper a los tories y asegurar el predominio del ‘centro radical’.

Sin embargo, tal es el giro hacia la senda de Bush que Blair se está ubicando a la derecha de los liberales e incluso del conservador Chirac. En vez de utilizar a los liberales para romper a los conservadores ahora los liberales están impulsando la división del laborismo. Más de un tercio de los parlamentarios del oficialismo han votado con los liberales contra la guerra. En vez de crear el gran centro que aislase a los conservadores ahora Blair ha debido basarse en la derecha de los conservadores para enfrentar a la coalición anti-guerra de la izquierda laboristas, los partidos nacionalistas, los liberales y los conservadores modernizadores.

Los liberales ahora aparecen como el partido que defiende históricas creaciones del laborismo, como la educación y seguro médico gratuitos, contra el nuevo laborismo que busca forma para abrir estos servicios a la empresa privada. Blair ha logrado correr a su partido más a la derecha que los disidentes socialdemócratas de los ochentas lo plantearon.

Sea cual sea el resultado de la guerra iraquí una de las primeras víctimas de dicha confrontación militar viene siendo el laborismo y la ‘tercera vía.’ Aunque Blair gane la batalla se ha creado una fractura histórica al interior de su partido. El monolitismo modernizador que él quiso modelar está desmoronándose.

Será inevitable el afloramiento de nuevas corrientes en torno al laborismo y a los sindicatos que se planteen un cuestionamiento de la vía blairista y se formulen nuevas posiciones. Dentro del laborismo o basado en desmembramientos de éste (ya sea mediante el alcalde londinense Ken Livingstone, o la Alianza Socialista) se irán produciendo reacomodos y el surgimiento de alternativas frente a Blair.

Por el momento el premier Blair se mantiene con cierta fuerza y logró recortar la sublevación partidaria. Sin embargo, cada vez le será más difícil pregonar una vía especial e intermedia, la misma que ha demostrado ir llevando cada vez más hacia el destino de Bush.


*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.

Si quiere colaborar con esta sección, envíe sus artículos a: elojocritico@lobaton.com 

Imprimir
Opine sobre el artículo:
En el foro general
Vía formulario
Atras


© Semanario EL OJO CRÍTICO. El semanario EL OJO CRÍTICO se edita en Mancha Real (España, UE). C/ Callejuelas Altas, 34. 23100 JAÉN. Teléfono: (34) 953 350
992. Fax: (34) 953 35 20 01. Teléfono de atención al lector: 678 522 780
(llamadas a tlfno. móvil)


 Además...
 Crisis británica | por Isaac Bigio
 Los 30 aliados de EE UU | por Isaac Bigio
 Lo que está detrás del debate en el Consejo de Seguridad | por Isaac Bigio
 Opciones
 Copia para imprimir
 Buscadores
Buscar en elojocritico digital
powered by FreeFind


Mapa del sitio
Google

 Webs otros medios
 Recomendar artículo
Su nombre:

Su e-mail:

E-mail de su amigo:


Publicidad
Ir al principio
Edición impresa Deportes Portadas impresas Nuestras firmas Opinión Colaboraciones