L 22 de marzo se realizó una masiva marcha en Londres buscando parar inmediatamente el conflicto. Según la policía ésta aglutinó 200,000 personas pero según sus organizadores ésta llegó al millón.

Esta caminata fue organizada por la Coalición anti-guerra, la misma que el 15 de febrero movilizó un millón de (según la policía) y dos millones (según los implementadotes). El oficialismo recalca que ésta ha sido menor a la anterior y que ello implicaría un descenso en la oposición anti-bélica. Para los marchistas ésta fue todo un éxito pues se organizó en 2 ‘o 3 días, son traer buses de provincias y, pese a la deserción de algunos sectores. Una vez que el conflicto estalló el Partido Liberal Demócrata, la Iglesia Anglicana y el activo Daily Mirrow, han llamado a dejar de lado la inicial resistencia a ir al ataque para apoyar a las tropas.

Lo significativo de las nuevas protestas callejeras que se vienen dando después del estallido del conflicto es que se dan en medio de un fuerte clima patriota y cuando la TV plantea que es hora de dejar el debate pasado para cerrar filas tras los soldados. Un hecho novedoso es la creciente participación de escolares. Muchos alumnos de hasta 11 años en adelante deciden salir de clases para ir a protestar en las calles. Por otra parte hay un constante piquete frente a la base aérea de Fairford , desde donde salen bombarderos que atacan Bagdad. El mismo día de la demostración londinense unas 10,000 personas viajaron hasta ese rincón rural para protestar y otras marchas se dieron en el interior.

Los marchistas se vienen radicalizando. En sus discursos hay quienes plantean que el gran terrorista y dueño de armas de destrucción masiva es Bush, cuya derrota sería algo mejor que la del dictador Hussein. Diversos laboristas han insistido en mostrar que el gobierno está cometiendo crímenes de guerra o que apoya o arma a Israel, quien sí tiene cientos de bombas nucleares, oprime a una población numéricamente similar a la de su propio país y ha librado guerras contra sus vecinos.

Algunos de los oradores llaman a apoyar a Francia o a Naciones Unidas, otros piden un levantamiento panislámico y los socialistas plantean una revolución anti-capitalista.

En otros países se han producido enfrentamientos frente a la embajada estadounidense y en Australia ha habido un intento de tomar el parlamento.

Para el grueso de la prensa británica las diferencias frente a la guerra no deben impedir un acuerdo para sustentar al ejército atacante. Dentro de los machistas hay pancartas que poden ‘apoyemos a nuestros soldados, evitemos que mueren y por ello que retornen a casa’.

Para los conservadores este tipo de protestas puede dividir a su tradicional oponente (el laborismo). Ellos quieren aprovecharse de ello y también quiere aparecer como los paladines del patriotismo. Sin embargo, los efectos de esta protesta se hacen sentir dentro de los propios tories, donde por lo menos una docena de sus parlamentarios plantean que esta guerra sólo producirá más terrorismo y surgimiento de regímenes anti-occidentales.