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 Domingo, 6 de junio de 2004

por JOSÉ REPISO MOYANO*
Desde la realidad

ODO CAMBIA decimos y es cierto -si no, no existiría nada, pues el quietismo es inexistencia-, debido a que tienen que existir "formas de ser". Esto está bien claro, que las formas cambian; por supuesto que sí, pero no los principios que las rigen. Así, en el fondo, sigue el mismo fondo: todo tiene que ser por algo, por algo que lo sustenta, por un porqué, por una regla que dice que eso es.

Ser, una existencia cualquiera, significa ser... de algo, por algo..., conformación, "estar" conformado. El ser está y, para estar, tiene que adquirir obligatoriamente una forma. Asimismo, las formas se perciben, pero con un entendimiento racional o no, o sea, los principios se entienden. Una sociedad, por ejemplo, ha de estar conformada de una forma u otra; sin embargo, ahí, elegimos nosotros varios de sus condicionantes, y eso es lo importante: el que imperen ciertas voluntades que realmente mejoran para todos por encima de otras.

Las cosas no necesitan prismas en lo fundamental por parte de nosotros, sino el entenderlas y el reconocerlas -el "aceptarlas" como hacen los animales-. Es decir, la materia prima de las emociones es lo verdaderamente valioso, ya que emociones no hay en un medio que no las permite. Luego habrá que entender la reglas sociales que equivocadamente lo han desequilibrado. Un niño posee realmente emociones de protección siempre que realmente posee una "familia" que se las imbuye.

Una vez ratificado -o entendido- el medio que nos hace, sí, cada cual seguirá con sus estados de ánimo y con sus prismas -que son necesarios para un carácter, para un intimidad, para una felicidad-; pero no se pueden mezclar con lo anterior para que la realidad sea eludible, porque siempre se intenta confundir para que sea del beneficio de unos pocos.

El único camino para conocer las carencias de una realidad es entender esa realidad en sus mismas reglas para que aportemos nosotros las nuestras, conforme a eso, conforme a ese entendimiento. Por ello, no se puede eludir la realidad de prisa con fórmulas psicológicas o con tópicos, sino apreciarla siempre relevante, como base que es de todo, porque el que quiera un sólo punto de apoyo tendrá que recurrir a ella; y también el que quiera percibir algo de realidad tendrá que recurrir a ella, o el que quiera percibir más realidad tendrá que recurrir a ella.

No percibimos primeramente la inexistencia, sino la existencia. No percibimos primeramente la irrealidad, sino la realidad; entonces, ¿por qué los seres humanos se complican tanto?, ¿por qué quieren ser tan retorcidos?


*José Repiso Moyano es escritor.

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