por ISAAC BIGIO*
Israel: el extremismo de derecha en el poder
IENTRAS EEUU se alista a un inminente ataque sobre
Irak, su principal aliado en el medio oriente acaba de
aprobar un nuevo gobierno. Sharon ha conformado el 30
gobierno de la historia israelí incluyendo a Benjamín
Netnyahu, el jefe del ala de su propio partido que se
opone a cualquier independencia palestina, y en
alianza con 2 partidos ultra-derechistas que postulan
la inmediata anexión de todos los territorios
ocupados. Dentro de la oposición se ha tildado a ésta
de ser la administración más derechista y extremista
de la historia israelí.
Después de las elecciones de enero el victorioso Ariel
Sharon necesitaba tejer alianzas para viabilizar un
nuevo gobierno. En Israel éste es nominado por los 120
parlamentarios. Sharon acaba de construir un bloque
basado en 4 de los 12 partidos parlamentarios. El
derechista Likud tiene 40 escaños, el centro
secularista Shinui 15, la ultra-derecha de Unidad
Nacional tiene 7 y el Partido Nacionalista Religioso
tiene 6.
Fuera del nuevo gobierno quedarían otras fuerzas
significativas que previamente han co-gobernando con
Likud: los partidos ‘haredim’ (ultra-ortodoxos con 16
escaños) y el laborismo (19 congresistas).
Los 9 diputados de la izquierda sionistas y los 8 de
las listas árabes no han sido cortejados por Sharon.
Ellos le atacarán planteando mejoras salariales y
devolver las zonas ocupados y Jerusalén oriental a un
nuevo estado palestino.
La nueva coalición gubernamental nace débil y con
fuertes presiones internas y externas. El ideal para
Sharon era reflotar un gabinete de unidad nacional con
los laboristas. Mas, este, quien fuera el partido que
más ha gobernado Israel, concibe que se ha reducido a
su mínimo histórico debido a haberse integrado al
anterior gobierno del Likud y espera reflotarse desde
la oposición propiciando el desgaste de Sharon.
El principal socio de Sharon es el Shinui quien
tendría 6 ministerios y su líder Lapid sería el
vice-premier. Este partido fue la gran sorpresa
electoral y su predicamento se basa en quitar
privilegios a los religiosos. En Israel no existen
matrimonios civiles y los ‘haredim’ están permitidos
de no ir al ejército. Shinui ha avanzado sosteniendo
que Israel se ha venido transformando en un gheto
medieval y oscurantista. Las limitaciones que tiene
Shinui es que el propio carácter del estado está
definido por su componente religioso. Israel es el
único estado en el mundo que reconoce como ciudadanos
a todos aquellos que practican una misma fe al margen
del país que procedan.
El otro socio del Likud son los sionistas religiosos
que se oponen a erradicar cualquiera de los
asentamientos en la franja occidental o Gaza. Unidad
Nacional es aún más extremista pues plantea la
limpieza étnica de los 4 millones de árabes,
aproximadamente un 45% de la población que viven en
los territorios que detenta u ocupa Israel. Sharon
tratará de conciliar a estos intransigentes ante a
los palestinos junto a los secularistas que aceptan un
estado palestino. Esto mientras en su partido hay una
fuerte pugna entre él quien concuerda con los planes
de Bush de dar paso a una forma (limitada y desarmada)
de independencia palestina y el expremier Benjamín
Netnyahu opuesto a ésta.
Un gobierno tan ecléctico podría sobrevivir como uno
multipartidario de unidad nacional. Mas, se trata de
uno con una exigua mayoría congresal altamente
vulnerable y rodeado por oposiciones.
A fin de ampliar su gabinete Sharon ha debido
adaptarse a la ultra-derecha distanciándose de Bush
quien le pide reconocer un estado palestino. Buscando
una alianza con Shinui Sharon ha debido sacrificar a
aliados históricos: los ultra-ortodoxos. Desde que
Beguin llevó al actual Likud al poder (hace 26 años)
siempre se buscó integrar a este sector en el
gobierno. Los ‘haredim’ tradicionalmente fueron
hostiles al establecimiento de un estado hebreo pues
pensaba que éste sacaría a los judíos de una vida
puritana. Sin embargo, los partidos haredim fueron
progresivamente evolucionando hacia apuntalar a un
estado que les subvencionaba.
Para los partidos ultra-ortodoxos Sharon está
traicionando. El rabino Ovadia Yosef, jefe del mayor
partido religioso (Shás), ha acusado al Likud de estar
gobernando con ‘latas de basura’.
Eli Shinai, ex ministro del interior, afirmó que el
nuevo gobierno puede traer ‘catástrofe económica’ y
‘revolución en las calles’. La nueva alianza es
enclenque. Israel pasa por su peor crisis económica y
de seguridad. Desde hace más de 2 años padece la
rebelión palestina (intifada) y decenas de bombas
humanas. Ahora se asoma una guerra contra Irak.
El nuevo gobierno alentará la polarización con los
palestinos y dentro de los mismos israelíes. Para
muchos laboristas se trata de la administración más
derechista y extremistas de la historia de dicho
estado. A escala internacional el nuevo gobierno
Sharon se ubicará como más duro que el de Bush. Dentro
de los árabes este es percibido como el gobierno de
los colonizadores en los territorios ocupados y de los
limpiadores étnicos de palestinos. Serán inevitables
las contradicciones entre los nacionalistas religiosos
y el Shinui y entre quienes quisieran adaptarse a Bus
y los ultra-derechistas.
*Isaac Bigio es investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences (LSE). Colabora en la BBC, El Comercio, La Opinión, CNI y otros medios.
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